Media libra
de papas per capita a costa de dos alemanes decapitados
Alina Gonzalo, Cuba-Verdad
CIENFUEGOS, enero - En un día invernal, con aire húmedo y
temperatura inferior a los 10 grados centígrados, dos ciudadanos alemanes
se disponen a viajar por la autopista nacional con destino a las provincias
orientales de Cuba.
Durante el viaje, una conversación sobre la belleza de la exuberante
vegetación de la Isla pudo haber sido el diálogo entre ambos
extranjeros o quizás el deseo de conquistar a una criollita, como han
hecho otros turistas.
En las proximidades del kilómetro 180, cerca del restaurante El
Conejito, confluyen una rastra (gran camión de arrastre para el
transporte de mercancías) cargada de papas, un ciclista y el auto donde
viajaban los extranjeros.
Según indagaciones, para no atropellar al ciclista la rastra se desvió
hacia la vía por donde se deslizaba el auto de los turistas, que se
incrustó estrepitosamente en la parte posterior del camión de
carga.
Al sentir el impacto, las personas que se encontraban en El Conejito
corrieron hacia el lugar del accidente, donde los cuerpos de los extranjeros yacían
decapitados. Los más curiosos observaban los cadáveres de los
alemanes y las papas esparcidas sobre el pavimento de la carretera. Era un
escenario impresionante.
La luna nueva también estaba incrustada en la noche oscura. Los
cuerpos sin cabeza de los turistas fueron colocados en sendos féretros y
trasladados hacia la capital cubana, según se dijo.
Las autoridades del municipio Aguada de Pasajeros, zona donde ocurrió
el siniestro, acuden al lugar y deciden vender las papas en los mercados de ese
pueblo.
En las primeras horas de la mañana se escuchan los gritos
repetidamente: "¡Vino la papa, vino la papa...!" La frase corría
de boca en boca.
Una señora que fue a comprar el producto escuchó a una
vendedora cuando explicaba la procedencia de las papas: "Son las papas de
la rastra que chocó con el auto de turismo y mató a los alemanes".
Al frente de los lugares donde se asignaron las papas se concentró la
multitud. Su objetivo era el mismo: comprar. Uno de los que hacía fila
comentó en alta voz: "La desgracia de unos es la suerte de otros".
Es evidente, aunque resulte cruel, que los habitantes de Aguada de Pasajeros
se beneficiaron con la media libra per capita de papas que se les vendió
producto del lamentable accidente.
La distribución y venta de alimentos a la población, normados
por la libreta de racionamiento, no siempre responde a la llamada planificación
socialista de la economía. El caso de los dos alemanes decapitados en un
accidente automovilístico en Aguada de Pasajeros demuestra con hechos
esta afirmación.
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