Aventuras y
desventuras de la croqueta
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, enero - Hay croquetas que van al recuerdo en lugar de bajar al
estómago y... son olvidadas. Entre las primeras contamos con las de la
Dominicana, un restaurante-cafetería instalado junto a la Vía
Blanca a la altura de Celimar, realmente exquisitas; sin contar con las de
Flogar, hechas con jamón y por sólo 15 centavos. Apropiadas para
servirlas en buffet de última hora.
Justo honor debo rendir además a la de la Nueva Cubana, uno de los
restaurantes donde servían deliciosas comidas frente al parque Vidal, en
Santa Clara, cuando era la capital de la provincia de Las Villas, una de las
seis lindas cubanas.
Pera de allá para acá, un largo trecho nos separa, y no
marcado por el tiempo transcurrido.
La croqueta sufrió la avería de las revoluciones. Surgió
así una nueva categoría: Las croquetas que van al cielo; porque
cuando usted las masca se adhieren a la bóveda palatina. ¿Qué
lugar es ése?. Pues el cielo de la boca ¿No? Puede estar seguro que
de tal modo le sucederá, si compra un pan con croqueta que venden en un
barcito de la esquina de San Rafael y Aguila, frente por frente al extinguido
emporio de Fin de Siglo.
Hace 30 ó 40 años, las croquetas dejaron de poseer jamón
entre sus ingredientes, el síndrome de "JCJ" (Jamás
Comerás Jamón) las afectó. Desde esa época hasta
ahora mismo, la croqueta es de "AVE" (averigua de qué está
hecha), así que "averigua" lo que tiene dentro. Sin embargo, no
hay que ser un émulo de Einstein para descubrirlo; basta con amarrar de
hilo la imaginación y echarla a volar, gracias al viento que recorre los
rincones del estómago a las diez de la mañana.
En los finales de los años 70 aparecieron las croquetas de "sub-productos".
Nunca se supo cuáles eran esos sub-productos, ¡ni mucho menos de
cual parte del cuerpo del animal provenían! Al menos, el complemento de
la revolucionaria categorización las distinguió por ser de pollo,
cerdo o pescado. ¡Valga la variedad!
Mas la probable identificación garantizadora del producto no es otra
cosa que la de ir directo al cielo de la boca, sitio en que forma una bola que
nada tiene que ver con el bolo alimenticio listo para ingerir, del que se habla
en los manuales de Medicina.
A finales del pasado siglo y milenio, las actividades para la "defensa
del país" aumentaron en cantidad y calidad. Quizás una de las
consecuencias de estar "Listos para la Defensa" tuvo que ver con la
aparición de las "croquetas explosivas" (croquetas vendidas por
el Estado cubano que explotaban al freírlas, y causaron quemaduras a
varias personas).
¡Cuidado! Conozco casos de quemaduras en las manos, en el rostro y en
el pecho provocadas por el estallido de las "explosivas"; ellas
revientan cuando las sacan del caldero o de la sartén. Hoy ya son tantos
los afectados que, por la magnitud que toma el caso, podrían ser objeto
de un artículo de cualquier convención internacional contra el
terrorismo. ¡Las croquetas explosivas son un atentado contra la humanidad!
La militarización de la croqueta es mucho peor que la denuncia, hecha
hace años, sobre la utilización de los delfines con fines
militares.
¿Qué le espera pues a la croqueta en el presente milenio? A
juzgar por el presente, el futuro es de
espanto.
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