La justicia
llegará
Rafael Peraza, APO
ARTEMISA, HABANA, enero - Desde que la llamada "revolución"
tomó el poder el 1ro de enero de 1959 la mayoría de los cubanos
creyó ver que se vislumbraba un futuro mejor.
En aquel entonces se pensó que aquellos barbudos (nombre que
popularmente se le daba a los miembros del Ejército Rebelde), con
rosarios al cuello y Biblias bajo el brazo, eran ángeles de Jesucristo
que salvarían a Cuba. Muchas promesas le habían hecho los líderes
de la revolución al pueblo a través de la emisora Radio Rebelde.
El movimiento fue considerado como "la esperanza verde", color que
usaron en la confección de sus uniformes.
Poco después de la victoria muchos compatriotas comenzaron a
marcharse de su tierra y algunos iniciaron la lucha armada contra el nuevo régimen:
los primeros por temor, los otros porque se opusieron al atropello del comunismo
en que degeneró la esperanza verde.
Miles y miles de fusilados, miles y miles de muertos en prisión, en
el Estrecho de la Florida. Muertos por doquier: en Asia, en Africa, en América
Latina.
Desde aquella fecha del 59 el luto no ha cesado de ensombrecer a las
familias cubanas. La noche negra del totalitarismo eclipsó la patria de
Martí.
Pero, como dice un viejo refrán popular, "el sol no se tapa con
un dedo". Ni la cárcel ni el paredón, ni la policía
política ni las leyes injustas, podrán encubrir las huellas de un
proceso antihumano. Un exilio que supera el millón de cubanos y numerosas
cárceles son las mejores pruebas del crimen.
Un ejemplo de oposición al régimen totalitario es el de Pedro
Luis Boitel, que ofrendó su vida en una huelga de hambre para que los que
no escuchaban se percataran de la realidad que se les ocultaba tras los
discursos y los himnos triunfalistas.
La lista de los mártires por la libertad de Cuba desde 1959 hasta el
2001 es quizás más larga que la de gestas anteriores, pero la
justicia llegará y los que hoy detentan el poder lo perderán
aunque se resistan a esta idea.
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