CUBANET .INDEPENDIENTE

2 de enero, 2001


Cuba, la historia se repite

Oscar Espinosa Chepe, economista independiente

LA HABANA, enero - El Informe sobre los Resultados Económicos del 2000 y el Plan Económico-Social para el 2001 fue presentado en el VI Período Ordinario de la Asamblea Nacional del Poder Popular, por el ministro de Economía y Planificación, Sr. José Luis Rodríguez, el pasado 21 de diciembre.

Según el informe, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) fue del 5,6 por ciento, superior al aumento proyectado del 4 - 4,5 por ciento. El sobre cumplimiento parece que se ha convertido en una tradición, e inexplicablemente jamás se traduce en un mejoramiento visible del nivel de vida de la población. Las necesidades de alimentación, transporte, viviendas y otras del ciudadano corriente continúan sin satisfacerse, a pesar de los impresionantes indicadores macroeconómicos.

Además, cuando se compara el crecimiento reportado del PIB con la ejecución realizada en los distintos sectores que lo sustentan, así como se analizan las condiciones en que se desenvolvió la economía en el 2000, afloran variadas interrogantes.

El turismo, la locomotora de la economía cubana, con un papel determinante en la formación del PIB y en los ingresos de la balanza de pago por concepto de bienes y servicios (43,0 por ciento en 1999) incumplió considerablemente el plan del año. El mismo aspiraba a un arribo de 2,0 millones de visitantes, para un crecimiento del 20,0 por ciento; el ingreso bruto debía llegar a 2174,0 millones de dólares para un 15 por ciento de aumento.

La realidad fue diferente. Se estima una llegada que pudiera estar entre 1,75 y 1,8 millón de personas, para un engrosamiento posiblemente inferior al 10 por ciento. Respecto al ingreso bruto no se han brindado cifras, pero con la radical disminución de los arribos previstos, puede darse por seguro una ejecución inferior. Por lo menos en los cuatro primeros meses del 2000, etapa alta del turismo, las autoridades reconocieron que las utilidades obtenidas fueron inferiores a lo logrado en igual período de 1999, demostrativo de que el plano financiero el incumplimiento podría haber sido superior al ocurrido en la llegada de los visitantes.

La industria es otro sector determinante en la formación del PIB cubano. De acuerdo con lo comunicado, creció en un 5,0 por ciento (un 0,5 por ciento por encima del plan), magro porcentaje que no puede suplir la caída del turismo. Cabe destacar que prosigue el crecimiento de la producción petrolera nacional, alcanzándose 2,8 millones de toneladas y 500 mil metros cúbicos de gas natural. Este logro se debe a la participación de empresas extranjeras portadoras de la tecnología y el capital necesarios, mediante esquemas de gestión que habían sido rechazados enérgicamente por el régimen durante decenios.

La industria azucarera produjo 4 millones 59 mil toneladas (prácticamente lo proyectado), en una prolongada zafra de seis meses, ayudada por unas condiciones climatológicas excelentes.

La agricultura creció en un 14,5 por ciento, es incomprensible como con tal desempeño los precios de los productos agropecuarios se mantienen tan altos. Además, resulta una contradicción que la producción cañera, uno de los pilares básicos de la agricultura cubana, descendió en el año al punto de que el resultado de la zafra 2000 - 2001 se proyecta inferior a la anterior en más de 300 mil toneladas, por carencia de materia prima. Asimismo, están presentes decrecimientos productivos en rubros tan importantes como el arroz, la leche y los huevos, con lo que el alza anunciada de la actividad agropecuaria parece inverosímil.

En otros sectores se informaron prominentes aumentos, superiores al plan. Es el caso de las construcciones (9,3 por ciento). Aunque nuevamente no se edificaron las viviendas programadas, estimándose que únicamente se terminarán 44 mil de las 50 mil planificadas, a causa de la falta de suministros por parte de la industria de materiales de la construcción.

El posible aporte de la actividad de servicios comunales, sociales y personales a la conformación del PIB, resulta dudoso. El año 2000 estuvo plagado de movilizaciones políticas, en las cuales debe haberse derrochado enormes recursos y millones de horas laborales, con la consiguiente pérdida de trabajo efectivo; factor que afectó a toda la economía especialmente a la administración estatal, así como al sector de la educación y la cultura.

En la educación difícilmente pudo haber algún progreso, cuando se mantiene indetenible la fuga de profesores y maestros y se han tenido que suplantar con personal no especializado procedente de otras esferas de la sociedad, con la subsiguiente pérdida de la calidad en la enseñanza.

La salud pública no muestra una real recuperación, a pesar de que las autoridades hacen esfuerzos para reanimar una actividad que en el pasado tuvo avances. Los aportes presupuestarios destinados al sector en términos reales han disminuido sensiblemente, aún cuando la población crece. Si en 1989 la asignación de recursos fue de 912 millones de pesos, a precios de 1981, sobre la misma base en 1998 fue de 859 millones, según datos aportados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Por otra parte, en 1999 hubo un incremento de salarios para los trabajadores de la salud pública que deberá tenerse en cuenta a la hora de valorar el aumento de la asignación presupuestaria en el 2000 en términos efectivos.

Por si fueran pocas las dudas que pudiera provocar el anunciado crecimiento del PIB, debe agregarse que fue obtenido en condiciones financieras muy complicadas. En primer lugar, con un importante incumplimiento, como se apuntó previamente, en los ingresos por concepto del turismo, a lo que se agrega una zafra azucarera pequeña, vendida "a los precios más bajos de la última década", según se indica en el Informe del Ministro de Economía.

Adicionalmente, en el año se produjo un sostenido incremento de los precios del petróleo, lo que demandó pagar más de 500 millones de dólares adicionales prácticamente por la misma cantidad de ese producto importado el año anterior, de acuerdo con la información oficial.

Estos desfavorables factores, a los que podría añadirse los colosales gastos efectuados en sobredimensionadas movilizaciones y campañas políticas, debieron afectar a la economía cubana. En el propio Informe se subraya que la situación "llegó a la necesidad de tomar más créditos y a reducir niveles de actividad en un proceso lo más ordenado posible, pero que no ha dejado de repercutir en un grupo de producciones y servicios que pudieron haber tenido un desempeño mejor".

Por otra parte, en su intervención el licenciado Osvaldo Martínez, presidente de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional, señaló que "el violento impacto externo obligó a cerrar algunas instalaciones de manera temporal durante los meses de verano, los de mayor consumo energético, e inevitablemente afectó algunas producciones y servicios que hubieran tenido mejores resultados". A ello pudiera agregarse que existieron significativas reducciones en el suministro de combustible para la agricultura y el transporte, seguramente con nefastos efectos en la evolución de estos importantes sectores y sus contribuciones al PIB.

El panorama descrito agudizó el estado de la balanza comercial. El Informe apunta que las exportaciones de bienes crecieron en 12,0 por ciento y las importaciones en 14,0 por ciento, por lo que el déficit podría estimarse en alrededor de 3262,4 millones de pesos; dos veces el nivel de las exportaciones y superior al déficit de 1999 (2836,1 millones de pesos) que era el más alto de la historia del país.

Para dar una idea del acelerado deterioro de la balanza comercial de bienes a continuación se muestra un Cuadro con su ejecución en los últimos años.

INTERCAMBIO DE MERCANCIAS

Unidad: Millones de Pesos

CONCEPTO 1995 1996 1997 1998 1999 2000*E
Intercambio Total 4374,1 5434,5 5806,4 5720,7 5766,7 6544,6
Exportaciones/FOB 1491,6 1865,5 1819,1 1539,5 1465,3 1641,1
Importaciones/CIF 2882,5 3569,0 3987,3 4181,2 4301,2 4903,5
Saldo Comercial -1390,0 -1703,5 -2168,2 -2641,7 -2836,1 -3262,4

Fuentes: Informe Económico 1999, Banco Central y Anuarios Estadísticos de Cuba.

(*E) Estimados sobre la base de los porcentajes de incremento de las importaciones y exportaciones brindadas por el Ministerio de Economía.


Como puede apreciarse, existe una definida tendencia al deterioro que, agudizada en el 2000 por el empeoramiento de los términos de intercambio (alza de los precios del petróleo y descenso de la cotización del azúcar, etc.), pero independientemente de coyunturas, está dada por la incapacidad de la economía cubana para generar excedentes exportables.

El agravamiento de la balanza comercial profundizó las tensiones en la balanza de pagos. La CEPAL calcula que el déficit en cuenta corriente podría ascender a 674 millones de dólares a fines del 2000. De ser correcto, este saldo negativo sería el más elevado desde 1991, y ha conducido al país a "tomar más créditos y reducir niveles de actividad", como reconoce el Ministro de Economía; o sea a incrementar el endeudamiento en condiciones muy duras y reducir niveles productivos y de servicios, lo que por ningún concepto facilita el engrosamiento del PIB.

Puede pensarse qué hubiera sucedido sin el balón de oxígeno aportado a la economía cubana por el convenio suscrito con Venezuela para el suministro de combustible.

Mientras, como se aprecia, existe un serio empeoramiento de las finanzas externas, el desenvolvimiento de las finanzas internas no es mejor. La liquidez acumulada aumenta en 450 millones de pesos, según el Informe, para situarse en 10 mil 350 millones; cifra sólo inferior en un 7,0 por ciento a la existente en 1993, cuando el exceso de circulante alcanzó una de sus cotas más altas. Este factor, junto a la escasez de oferta de productos y servicios, en lo fundamental explica porque la resistencia de los precios a bajar y muestra una tendencia nada saludable para la economía, además agravada por la polarización de la masa monetaria en pocas manos, en tanto que la mayoría de la población es empujada hacia la precariedad, creándose un escenario poco propicio para la motivación laboral y el progreso de la nación.

Por último, existen fundadas aprensiones sobre la veracidad de las estadísticas gubernamentales. La información contable, su principal fuente de datos, es altamente inconfiable: hecho reconocido oficialmente. Prueba de ello se constató en la reunión realizada a mediados de año para examinar el avance de las entidades inmersas en el Proceso de Perfeccionamiento Empresarial, entre las cuales se encuentran las más importantes del país. En ese evento pudo conocerse que sólo el 30 por ciento tenían avalada la contabilidad como confiable.

Un ejemplo adicional pudo apreciarse en el V Encuentro Nacional de Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) no Cañeras, celebrado en diciembre, donde se expuso que de acuerdo a datos del Ministerio de la Agricultura, en las auditorías efectuadas durante el año, más de la mitad de las UBPC recibieron calificación de deficiente o mal y sólo una de ellas obtuvo su contabilidad evaluada de satisfactoria. Debe aclararse que existen 1787 UBPC de este tipo, poseedoras de 1 millón 320 mil hectáreas de tierra, el 36 por ciento del área agrícola del país. El estado de los controles económicos en las UBPC cañeras (1002 unidades) podría estar en similares condiciones o quizás peores.

Por otra parte, la implantación en Cuba a principios de los años noventa del Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), elaborado por la Oficina de Estadísticas de la ONU, resultó un notable avance al ser una metodología más exacta para la medición macroeconómica, muy superior al obsoleto sistema de procedencia soviética que se venía utilizando. No obstante, el SCN, sistema más sofisticado, requiere datos fiables pues, de lo contrario, los agregados nacionales, como el propio PIB, pueden diferir de la realidad, como todo parece indicar que sucede en Cuba.

En resumen, los triunfalistas indicadores presentados a la Asamblea Nacional a la vez que no tienen un significado concreto para la vida de los ciudadanos, aparecen con múltiples contradicciones y al agregarse la poca credibilidad de los datos con que fueron confeccionados, brindan un resultado distorsionado de la economía nacional. Incluso podría pensarse que la verdadera situación económica y la real magnitud de la crisis quizás están ocultas hasta para las propias autoridades.


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