Dólares
y más dólares, a cualquier precio
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, febrero - En los últimos diez años se han
efectuado transformaciones en la zona de la Habana Vieja. Allí se han
restaurado algunas edificaciones, obra que para los funcionarios a cargo de
dicha tarea es una de las llamadas "priorizadas" de la Revolución
con vista a preservar nuestra identidad y patrimonio, según dicen ellos.
Estas obras priorizadas no han sido obstáculo para ciertas
concesiones comerciales destinadas a cazar los dólares que necesita el
gobierno para su sostenimiento. Este tipo de moneda, que antes era odiada por
los dirigentes comunistas, ahora es codiciada, muy codiciada por sus antiguos
detractores.
Tan es así que, con tal de obtener dólares, poco importó
que fuera dañada la Plaza de la Catedral y su entorno con la imposición
en ese lugar de unos paraguas gigantes, los cuales ocupan casi la mitad del área
de la plaza.
Dichos paraguas pertenecen al restaurante El Patio, un comercio dolarizado,
muy efectivo en recaudar esa moneda.
Alguien recordó con nostalgia a los artesanos que tiempo atrás
hacían de la Plaza de la Catedral un pintoresco y útil lugar. Pero
ellos fueron echados de allí, y perseguidos por las huestes policiacas
del Ministerio del Interior.
Ahora los turistas extranjeros van a El Patio y mastican tranquilamente un
pollo frito o un suculento hot dog, o beben las sabrosas cervezas nacionales o
de sus países.
Por su parte, las autoridades encargadas de la restauración de la
Habana Vieja se hacen los que no ven, y no les importa lo que sucede en la Plaza
de la Catedral ni en cualquier otro sitio de nuestra Habana Vieja. Un solo
asunto le importa: dólares y más dólares, a cualquier
precio.
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