Reflexiones
sobre la educación en Cuba
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, febrero - Los patrones educacionales en Cuba no responden
actualmente a la fórmula de crear generaciones de hombres y mujeres útiles
a la sociedad, sino a formar seres incondicionales al régimen totalitario
existente en el país, personas llenas de odio hacia sus semejantes
incluyendo familiares y amigos.
Es cierto que la educación se extendió a todos los rincones de
la Isla y que el índice del analfabetismo se redujo a niveles
considerados despreciables si los comparamos con los existentes en otras
latitudes del planeta. ¡Pero a qué precio!
Poco a poco el gobierno de Fidel Castro ha destruido los valores
fundamentales en que se sustentaba nuestro pueblo, y pretende obligarlo a que
sus ciudadanos pierdan el derecho de ser realmente libres y eminentemente
racionales.
La educación -opinan especialistas- responde a un complejo proceso de
formación que combina elementos culturales e históricos, ético-morales
y filosóficos, metodológicos y sociales, familiares y geográficos.
Todos unidos, constituyen el medio adecuado y fundamental para preparar a los
pueblos hacia un futuro mejor.
Sin embargo, el Estado cubano ha actuado en estos últimos 42 años
en la dirección opuesta: se atribuye el derecho a ser el único en
moldear a nuestros hijos; no observa la necesaria armonía entre los
elementos educacionales y sobresatura ideológicamente la enseñanza;
reduce la influencia de los padres sobre sus hijos y elimina la posibilidad que
tienen éstos de escoger el tipo de preparación que desean para sus
vástagos; convierte las aulas universitarias en lugares sólo para
el acceso de jóvenes revolucionarios y exige inmoralmente el
promocionismo escolar que contribuye al fraude académico; confunde
deliberadamente los conceptos de nación con revolución e
identifica independencia y soberanía con la acción práctica
de las tiranías; interpreta arbitrariamente la obra de José Martí
y otros próceres de la patria, en su dimensión históricosocial,
y relaciona sus respectivos idearios con los fundamentos ideológicos de
su régimen.
En realidad, la educación de un pueblo está vinculada con su
porvenir, motivo por el cual debe renovarse continuamente para estar capacitada
y enfrentar los nuevos desafíos del siglo XXI, el crecimiento demográfico,
el deterioro del medio ambiente, mejorar la calidad de vida ciudadana y ayudar a
superar la actual crisis de los valores humanos que aumentan en la medida en que
decrecen el bienestar social y el equilibrio espiritual.
La Conferencia Mundial de Acción sobre Educación en Materia de
Derechos Humanos y Democracia, celebrada en Montreal, Canadá (1993), señaló:
"En un mundo que se transforma, la educación para los derechos
humanos debe caracterizarse por la participación y el carácter práctico,
la creatividad, la innovación y la habilitación en todos los
niveles de la sociedad civil".
Un documento, emitido el jueves 9 de febrero, por el Ejecutivo Nacional del
Colegio de Pedagogos Independientes de Cuba, señala que "el recién
finalizado encuentro oficialista Pedagogía 2001, celebrado en La Habana,
no tuvo en cuenta la opinión de profesores y maestros que laboran frente
al alumno. Tampoco se debatieron las ponencias elaboradas durante la realización
del Primer Congreso del Colegio de Pedagogos (diciembre 2000) a pesar de que le
enviamos un resumen de las mismas al ministro cubano del ramo a principios de
enero del presente año. En Pedagogía 2001 no se analizaron en
profundidad los problemas de la educación en Cuba, sino los aspectos políticos
que siempre priorizan las autoridades gubernamentales".
Lo cierto es que el encuentro dio la impresión de tratarse más
bien de una reunión de dirigentes partidistas que de un acercamiento
entre educadores. Algo así como una espiral con huecos en sus pasos.
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