Libros vs.
bolsillos
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, febrero - Recientemente algunos periodistas gubernamentales
se hicieron eco de la Feria Internacional del Libro celebrada en La Habana.
Subrayaron que decenas de miles de personas asistieron a ese evento, sin
mencionar que casi once millones de cubanos no se hubieran enterado del asunto
si ellos no hubiesen publicado sus escritos, y que la casi totalidad de la
población de Cuba está prácticamente imposibilitada para
comprar un libro, por el precio de los mismos.
Sería interesante saber cuántos nacionales pudieron ceder a la
tentación de comprar una de las muchas y buenas obras de la literatura
allí promocionada, al decir de una periodista oficial, y vaciar sus
pobres bolsillos.
Cuántos de los que viven de su humilde salario pueden adquirir, no un
lujoso volumen de la Feria, sino un simple texto en cualquiera de las librerías
del país donde -sin temor a equivocarme- puedo asegurar que generalmente
no baja el precio de los diez pesos.
¡Y ni hablar de los libros que se venden en dólares!, porque
esos nunca serán para los humildes trabajadores.
Sería maravilloso que nuestro pueblo volviese a amar la literatura.
No algunos, sino la mayoría. Pero han sido muchos años ya durante
los cuales no se promociona debidamente la lectura en las escuelas.
Añádase a lo anterior que las necesidades materiales
originadas por la crisis económica que afecta a la nación ha
imposibilitado todo brote de espiritualidad; que muchas de nuestras bibliotecas
no son más que locales mal alumbrados cuyos empolvados estantes contienen
libros viejos y que los que pasan frente a tales textos sólo piensan cómo
y dónde encontrar el pan de cada día.
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