Escaseces y
miserias de fin de año
Lázaro Raúl González, CPI
HERRADURA, diciembre (www.cubanet.org) - La sequía incipiente y el
suministro decreciente de insumos a la actividad agraria le augura a los
residentes de la provincia cubana Pinar del Río un fin de año
austero. Probablemente, para despedir el 2001 la mayoría de las familias
pinareñas carecerán hasta de las dos libras de frijoles negros
necesarias para elaborar un arroz moro, plato esencial en las comidas de las
festividades.
En la mayor parte del territorio pinareño casi no hubo lluvias en los
dos últimos meses. Si a esto se le suma, entre otros males, la escasez de
motores para bombear el agua usada para regar y de combustible, se podrá
comprender el desabastecimiento observable en los mostradores de los
establecimientos comerciales.
Porque no sólo escasea y está caro el frijol, que se vende a
ocho pesos la libra, sino que lo mismo ocurre con el resto de los productos.
Por ejemplo, el tomate -que en esta época ya debía abundar- sólo
se expende en áreas muy privilegiadas, y a precios elevadísimos.
Tampoco hay ajo en la calle que, en la práctica, es el mayor mercado
cubano. Una cabeza de ajo del tamaño de una moneda de veinte centavos
cuesta más de un peso. Los precios de otros productos, como la cebolla o
el comino, están fuera del alcance del pinareño común.
Respecto a la carne de cerdo es cierto que está disponible, pero no
todos pueden pagar los veinte pesos por libra que cuesta, porque ¿cómo
pagar entonces el jabón, el arroz, el azúcar, el alquiler y la
corriente eléctrica?
Ni siquiera es fácil conseguir una vianda para "aumentar"
la mesa de fin de año. Aunque el gobierno no se avergüenza por ello,
la malanga está a punto de extinguirse, mientras la yuca ya escasea en
esta época del año y la poca que queda no se ablanda por su mala
calidad.
Los cierto es que, a estas alturas, en la mayoría de los hogares de
Pinar del Río no hay nada seguro respecto a los comestibles. Después
que todos los miembros de cada núcleo familiar hayan colaborado con algún
alimento, todavía faltará lo esencial para poder elaborar la última
cena del año: el combustible, cuya adquisición es un verdadero
rompecabezas.
Ya todo está listo para despedir el año tal como lo vivieron
los pinareños: entre la escasez y la miseria. ¿Qué se podrá
esperar en el 2002? No es realista esperar peras... del olmo.
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