El negocio
de la concupiscencia
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - La propaganda del gobierno de Fidel
Castro esgrime como ejemplos del llamado hombre nuevo creado por la revolución
a los médicos, las enfermeras y a los maestros internacionalistas. Ellos
-dicen los portavoces gubernamentales- son el testimonio de la obra
revolucionaria.
Sin embargo, hay otras conductas que se dan en número creciente entre
los habitantes de la isla y que no se mencionan con la misma frecuencia en los
medios. Estos comportamientos, sin lugar a dudas, son fruto genuino de las
condiciones que ha impuesto en el país más de cuarenta años
de socialismo.
Ya es ampliamente conocido el espectacular brote de prostitución que
se produjo desde principio de los años noventa. Las prostitutas siempre
han existido en Cuba como en cualquier parte. No obstante, los cubanos que
vivieron otras épocas atestiguan que nunca antes el negocio de la
concupiscencia fue tan próspero en el país.
En los últimos tiempos ha proliferado la prostitución
masculina. En su mayoría consiste en jóvenes forzudos que por unos
dólares tienen relaciones sexuales con personas de ambos sexos. A ellos
se les conoce popularmente como "pingueros" y, según opiniones,
su número ya es mayor que el de las jineteras o mujeres prostitutas. Este
dato es comprobable en los alrededores de los hoteles de la capital cubana.
Asociado a este fenómeno y a las prácticas promiscuas
extendidas entre la juventud, ya va siendo preocupante el número de
personas infectadas con el virus del sida. Aunque de acuerdo al Ministerio de
Salud Pública los seropositivos son unos 3,775, con certeza la cantidad
real es mayor teniendo en cuenta que muchos no se someten a las pruebas por
temor a ser detectados. Según la propia fuente, ya han muerto cerca de
mil cubanos por sida.
Debe señalarse además que el 77,9 por ciento de los enfermos
son del sexo masculino, lo que coincide con el visible auge de la prostitución
entre los varones.
Evidentemente, tanto las jineteras, los pingueros como los travestis son el
ejemplo fehaciente de lo que es hoy por hoy la sociedad edificada en Cuba en
estas cuatro décadas de socialismo.
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