En Madrid se exponen manuscritos, cartas y fotos del notable escritor
cubano. Ahora lo consideran un grande.
Juan Carlos Algañaraz. Corresponsal en Madrid.
Clarín Digital. Buenos Aires, Sábado
15 de diciembre de 2001.
Con cara de asombro, rodeado por pilas de libros que parecen desbordar su
corpulencia, José Lezama Lima observa al visitante intruso anclado en el
sillón desde el que construía su "sistema poético del
mundo" balanceándose "pa''lante" y "pa''tras".
Esta fotografía que, abre el excelente catálogo de la exposición
sobre el escritor cubano es, quizás, la más perfecta ilustración
del universo de este gigante de la palabra que solo salió de su país
dos veces, brevemente, a México y Jamaica.
La muestra del Círculo de Bellas Artes de Madrid, que contó
con la colaboración de la Biblioteca Nacional José Martí,
reúne fotografías inéditas, cartas y manuscritos de sus
poesías y novelas, la colección de la revista Orígenes que
dirigió Lezama, algunos dibujos y obras en colaboración.
La exposición intenta aproximarnos a la biografía del poeta
cuando se cumplen 25 años de su muerte y el trigésimo quinto
aniversario de la publicación de su novela Paradiso. Mientras se recorren
las imágenes y las cartas que ya exhiben la tonalidad sepia del tiempo
viejo, la voz de Lezama recita algunos de sus mejores poemas.
La comisaria de la exposición Tania Pagola insiste en la valoración
de quien es ahora considerado como uno de los mayores escritores en español.
"Fue a partir de 1990 cuando la figura de Lezama Lima comenzó a
rehabilitarse, después de haber tenido problemas serios con el régimen
cubano. Fue en 1991 cuando se reeditó por primera vez Paradiso, desde su
publicación en 1966. Y desde 1991 se han hecho tres reediciones solo en
Cuba. Por fin se le ha hecho justicia". Los problemas de Lezama con la
Revolución se originaban en su doble condición de homosexual y católico.
En Argentina, en plena década del sesenta se valoró Paradiso.
Entonces, la revista Primera Plana que había sido uno de los
creadores del "boom" de la literatura latinoamericana le dedicó
una tapa. En esa perspectiva, parece coherente que Tania Pagola destaque la
especial relación de Lezama con Julio Cortázar, "que fue el
principal crítico de su obra". A este vínculo esta dedicada
parte de la muestra.
En el catálogo, es posible acceder a las páginas de Para
llegar a Lezama Lima un ensayo de Cortázar que no solo desvela las
dificultades y maravillas que encierra la obra del cubano sino que se convierte
en una aproximación brillante a Paradiso. Esta es la única novela
publicada en vida por Lezama y Cortázar la describió como "una
ceremonia, algo que preexiste a toda lectura con fines y modos literarios".
A Lezama se lo acusa, a veces, de practicar un barroquismo singular,
deslumbrante y exasperado. Para Cortazar "tanto su increíble
sobreabundancia como sus carencias, proceden de esa inocente libertad, de esa
libre inocencia". Lezama dice ignora o desafía los tabúes
del saber, los "no escribirás así de nuestros mandamientos
profesionales vergonzantes".
Entre las fotos, Lezama y un Cortázar joven pasean por La Habana
vieja y comparten ron y café en "El Patio". Corría el año
de gracia de 1963 y faltaban tres años para que se editara Paradiso
algunas de cuyas páginas había publicado la revista Orígenes
y deslumbrado a Cortázar.
El argentino no admiraba con facilidad ni regalaba elogios. Este es uno de
los comentarios que le merece la obra de Lezama Lima: "Lo genial irrumpe
sin los complejos de inferioridad que tanto nos agobian en Latinoamérica,
con la fuerza primordial del robador de fuego".
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