"Mercenarios"
vs. Tribu-vana
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Decía mi madre -aunque era
algo taciturna, no por mansedumbre, por sabia- que quien polemiza con necios no
deja lugar para la distinción. Con el tiempo lo he comprobado. No hay
mayor necedad que discutir con un necio. Pero, a veces, uno tiene curiosidad por
saber qué se siente bajando al lodazal donde hozan los necios.
La defensa es permitida. No tienen derecho los necios a despotricar sin que
se les responda, aunque sea por aquello de que le colman a uno los testículos
de guisazos.
Angel Rodríguez Alvarez, director del provinciano Tribuna de La
Habana, periodicucho que la gente sólo compra para enterarse de qué
vendrá a la bodega durante el mes, y que es el único servicio útil
que presta a la población, la ha emprendido -no podría discernir
si con rabia o con envidia- contra los periodistas independientes. Primero fue
que si habían quedado cesantes por falta de finanzas, después que
si "los muy mercenarios" se están agrupando en sociedades
gremiales; por último, que si son analfabetos.
Sus textos destilan más odio que lógica; rezuman más
pataleta que razón, más mímesis del discurso oficial que
opiniones propias. Y es que Rodríguez Alvarez no sabe escribir. Escribir
es pensar, y pensar, no es repetir consignas y palabrejas. "Es sabido
-escribió Hermann Hesse- que nadie escribe tan mal como los defensores de
ideologías que envejecen, que nadie ejerce su oficio con menos pulcritud
y cuidado".
En las escuelas, es verdad, y a lo mejor fue lo que aprendiera Rodríguez
Alvarez, enseñan caligrafía, ortografía, gramática.
Pero escribir es otra cosa y no se enseña en ninguna escuela. El partido
o la policía política, para esos menesteres, debió haber
escogido un periodista de verdad. Este ilustre desconocido no aguanta siquiera
el primer round en ningún pugilato periodístico; aún cuando
se deje ayudar por algunos de los "redactores estrellas" que él
dirige, le falta el aire, las piernas, del verdadero periodista.
En las escuelas de periodismo se enseñan técnicas periodísticas,
pero el talento no es materia que se pueda impartir. Conozco cientos de
gacetilleros que pueden recitar de memoria los artificios de la información,
de la crónica, del reportaje, pero son incapaces de escribirlos bien. A
esas arquitecturas técnicas hay que ponerles dentro talento. Y el talento
no es la Libreta de Abastecimientos ni el Carnet del Partido.
En la prensa oficial, como en la prensa independiente, hay de todo. A qué
tanto escarceo entonces. A los tontos no se les hace caso. ¿Por qué
entonces tanta alharaca? Con esos ataquitos, más histéricos que
serios, están demostrando que sí les preocupa, que sí les
molesta la prensa independiente. Luego, no son tan tontos ni tan analfabetos.
Repito lo que ya dije una vez: "Oyes ladrar los perros, Sancho, es que
cabalgamos".
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