Homenaje a
John Lennon en Cuba
Miriam Leiva
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Los cubanos del siglo XXI son más
afortunados que aquellos de mediados del siglo XX, al poder apreciar
manifestaciones culturales que les fueron prohibidas a sus predecesores.
Desde la década de los años 60, en Cuba se aplicaron las más
increíbles restricciones. Entonces The Beatles eran perseguidos. Quienes
escuchaban sus canciones eran criticados y podían enfrentar juicios ideológicos
que podían concluir hasta con la limitación de las posibilidades
de acceso a determinados estudios o progresos laborales.
Durante muchos años se le impuso al pueblo la música
supuestamente típica del país, se crearon esquemas, se promovieron
artistas no tan talentosos en detrimento de valores genuinos, y no se dejaba
leer o escuchar a los que abandonaron el país. Raramente los creadores
podían realizar actuaciones o exposiciones fuera de la isla; para ello
tenían que atravesar por un complicado mecanismo burocrático el
cual, si no resultaba satisfactorio, podía impedirle el contrato o la
invitación al involucrado.
Este procedimiento chocaba con la política educacional que habían
hecho las escuelas de arte, donde se prepararon personas con apreciable valor
artístico. Temores a contagio ideológico, supuesta protección
contra la contaminación comercial, prevenir el enriquecimiento en una
sociedad igualitaria, celos profesionales, se manipulaban para aplicar tales
restricciones.
Algunos muy talentosos pudieron abrirse paso en ese marasmo, como Leo
Brower. Pero en las letras, por ejemplo, no resultó fácil.
Virgilio Piñera y José Lezama Lima son dos de los tantos que no
fueron reconocidos hasta después de su fallecimiento. Resulta frecuente
en la isla que los muertos resuciten purificados, pues ya no pueden emitir
criterios sobre la forma como se les presenta.
De igual manera ha ocurrido con John Lennon. Las aspiraciones y objetivos de
los años 60 se interpretan ahora de otra forma por el gobierno cubano,
que hasta le erigió en el 2000 un monumento a Lennon en un parque del
Vedado habanero, y una canción suya es tema musical en las mesas redondas
de la televisión (programas políticos de apoyo al régimen).
Pero, ¿por qué no se le reconoció en vida? ¿Por qué
entonces no se permitió apreciar esas canciones vanguardistas?
Coincidentemente con el XXIII Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, el 8
de diciembre, se homenajeó al brillante difunto en el aniversario de su
muerte. Esa mañana, junto a la figura de Lennon sentado en un banco,
esculpida expresivamente, se realizó un concierto con su música
que incluyó una décima guajira dedicada a él de modo
especial. El historiador de Ciudad de La Habana, doctor Eusebio Leal, expresó
sugestivas ideas de la añoranza juvenil de aquellos que coincidieron en época
con el fenómeno Beatles y ahora se deleitan con el homenaje merecido.
Por la tarde se inauguró, en la galería ubicada en 23 y 12, en
el Vedado, una exposición de obras realizadas por estudiantes de la
academia de artes plásticas San Alejandro, donde se pronunciaron palabras
altamente politizadas, en las que se señala a John Lennon como paradigma
de su tiempo y para las generaciones actuales.
El discurso, a cargo del presidente de la Asociación Hermanos Saíz,
fue publicado en el periódico Juventud Rebelde. En una de sus partes se
lee: "Despiadado (desde su misma proyección personal incluso) en su
crítica a las convenciones hipócritas, al formalismo, a la
intolerancia...". Increíble concepto este último, de moda
por acá ahora en actividades realizadas en el país modelo de la
intolerancia.
En la noche, se efectuó un concierto en la explanada frente a la
Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, denominada
oficialmente Tribuna Antimperialista, donde actuaron muchos artistas. Entre
ellos Chucho Valdés.
Afortunados los cubanos que ahora podemos gozar, sin restricciones, del
talento de John Lennon. Lo que no pudimos hacer durante su vida. Lástima
que demorara tanto, y que el merecido homenaje se desvirtúe por la
manipulación política.
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