CUBANET .INDEPENDIENTE

10 de diciembre, 2001


Los pueblos cautivos (III y Final)

Héctor Maseda, Grupo Decoro

LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - El confinamiento, aunque se produzca con apariencias doradas, nunca está exento de su carácter abusivo y cruel. Pero cuando se extiende de modo indefinido a decenas de miles de personas inocentes de la misma nacionalidad que los gobernantes que lo imponen, entonces adquiere la connotación de crimen de lesa ciudadanía.

Fredesvinda Hernández Méndez (Fredes) hace un esfuerzo para recordar si con el tiempo transcurrido han mejorado las condiciones de vida de los residentes en los pueblos cautivos.

"Es cierto -dice ella- que a partir de 1978 el Estado cubano las mejoró un poco. Las calles principales fueron asfaltadas y pavimentaron las aceras, las vías de acceso entre edificios, antiguamente de tierra, se sustituyeron por losas prefabricadas de cemento. Habilitaron algunas áreas verdes y dos o tres tiendas de comestibles y ropas. Ampliaron la posta médica y sus especialidades, convirtiéndola en una policlínica. Inauguraron una pequeña sala de video y un área común para que la población realice sus fiestas. Regularizaron el suministro de agua potable durante dos o tres horas diarias. Además, edificaron un seminternado de primaria, una secundaria básica y un círculo infantil (guardería). Todas estas obras fueron realizadas por nuestros familiares presos, obligados a trabajar como esclavos".

"Sin embargo -señala Fredes- no tenemos bibliotecas, ni teatros, ni centros culturales, ni museos, ni salones de exposiciones, ni escuelas formadoras de obreros calificados o técnicos medios. El transporte es casi nulo, solamente disponemos de camiones que cubren la ruta San Cristóbal-López Peña, cada hora, hasta las cuatro de la tarde. A partir de ese momento quedamos incomunicados. También existe un ómnibus pequeño, de veinte plazas, que cubre dos viajes en el día hasta La Habana, pero generalmente está fuera de servicio. Eso es todo lo que posee una población de diez mil o más habitantes".

La mujer continúa declarando: "Por supuesto, tenemos un terraplén como única entrada y salida al pueblo, que el gobierno no ha querido asfaltar. Se extiende por dos o tres kilómetros hasta la autopista Habana-Pinar del Río. En la época de lluvias se convierte en un río. El resto del año, el polvo y la suciedad no nos dejan vivir. Estamos rodeados de montes y sabanas por todas partes, y el pueblo más cercano (San Cristóbal) está ubicado a unos 15 kilómetros de distancia".

Otro aspecto en la vida de los desterrados es la vigilancia permanente. Las visitas de la policía política (DSE o G-2) son periódicas y las citaciones a sus dependencias son constantes. "Somos vigilados las 24 horas del día por el DSE. Nos ven todas las semanas o nos citan a San Cristóbal, donde radica la sede del órgano policial. No podemos estrechar relaciones ni intercambiar encuentros con otros vecinos sin correr el riesgo de ser acusados, por ese cuerpo represivo, de conspiración. En cada edificio hay tres o cuatro familias de confidentes. Los oficiales del DSE y los confidentes se reúnen cada semana en locales de la secundaria básica para intercambiar informes y dar nuevas instrucciones. Como se comprenderá, no llevamos una vida normal, ni social ni individualmente".

Las vicisitudes de los desterrados no sólo están presentes en la observación, control y amenazas policiacas, sino que también se manifiestan en los aspectos económico-laboral y político.

Fredes afirma: "Y como si esto fuera poco, estamos sometidos a una sistemática discriminación laboral y económica. La falta de confianza política que sobre nosotros ejerce el Estado totalitario nos limita el acceso a trabajos de mayor responsabilidad y mejor remuneración. No les interesa la preparación profesional. Este proceder oficial se extiende con igual saña hasta nuestros hijos y nietos. Tampoco aprueban las solicitudes que le hacemos al Poder Popular (gobierno municipal) para que nos permitan trabajar por cuenta propia como lo prevee la ley y, de esta manera, obtener unos centavos más para beneficio familiar. Así, las autoridades nos castigan no sólo al destierro sino también a la indigencia".

Otro de los temas a que se refiere Fredes es al esfuerzo gubernamental para sumar a los residentes de los pueblos cautivos al corral de los corderos. "Tratan de obligar a las familias a participar en los actos de apoyo al régimen. La mayoría nos negamos. Algunos descendientes de los desterrados se han integrado al proceso político impuesto por Castro de buena fe o por oportunismo, pero en general no se someten al engaño. Saben que en su patria no tienen futuro. Sus padres y abuelos son magníficos ejemplos de ello. De ahí que muchos solicitan en la SINA (Sección de Intereses de Norteamérica en Cuba) refugio político para marchar hacia Estados Unidos. A los que no son aceptados por el Departamento de Refugiados y se encontraban laborando en cualquier dependencia estatal, las organizaciones políticas y de masas del centro les preparan actos de repudio, y se les expulsa del empleo. A ninguna de las familias desterradas se nos permite mudarnos hacia las provincias de Villa Clara, Sancti Spíritus o Cienfuegos, próximas al Escambray".

Es de conocimiento público que desde los años 1960-65, época en que proliferaron los movimientos insurgentes armados contra el gobierno de Fidel Castro en las diferentes zonas montañosas del país, el DSE infiltró agentes dentro de estos grupos para neutralizarlos de una u otra forma.

Fredes no pierde la ocasión para exponer sus vivencias, después de algunos años de coexistir obligatoriamente con estos individuos.

"Muchos de los agentes del gobierno infiltrados en las guerrillas -señala la mujer- fueron capturados, enjuiciados y condenados aparentemente por tribunales militares en juicios sumarísimos, para luego, y con un fuerte aval, enviarlos hacia Estados Unidos en calidad de refugiados políticos. Entre los colaboradores y ex alzados sobrevivientes, algunos fueron desterrados para los pueblos cautivos, y se han mantenido como tales desde entonces. Conocemos que preparar un buen agente de inteligencia requiere años de trabajo y grandes sacrificios. Castro los prepara bien, pero también comete graves errores. Yo he sido testigo de la desfachatez con que han procedido estos individuos una vez concedido el asilo político por el gobierno estadounidense. Esos señores se han atrevido a celebrar fiestas de despedida en sus casas la víspera de su partida, junto a varios de los oficiales del DSE que conocemos bien, por ser los mismos que nos hostigan a diario. Su misión, que dudamos la concluyan con éxito, es la de realizar labores de inteligencia a favor del castrismo en ese país vecino".

Los residentes de los cuatro pueblos cautivos viven en iguales condiciones, en mayor o menor grado a las descritas por Fredes.

"Ninguno de los residentes de los pueblos cautivos que vivimos en la situación antes señalada podemos sentirnos felices en estos lugares. Aquí se nos somete diariamente a las más refinadas torturas psíquico-físicas que se les pueda ocurrir a mentes desequilibradas. Nosotros no tenemos una vida tranquila y estable, porque las autoridades cubanas así lo decidieron desde hace muchos años. Este mismo cuadro se observa entre los vecinos de los demás pueblos cautivos. Lo sabemos porque mantenemos ciertos vínculos y nos relacionamos con ellos fuera de estos campos de concentración y destierro, intercambiamos información y nos contamos frecuentemente nuestras más desagradables experiencias en estos sombríos parajes en que estamos obligados a vivir y morir".

Fredes concluyó: "Aquí no existen alambradas ni soldados armados que limiten nuestros movimientos, pero estamos encerrados en una cárcel diferente, ultramoderna, en la cual la disciplina penitenciaria, las cercas y los guardias están programados en nuestras mentes. Es como si hubieran colocado anillos magnéticos en los cuellos de los penados y éstos se apretaran en la medida en que nos alejamos del pueblo. Presión que puede llegar hasta la asfixia".

Lo cierto es que las víctimas de este ostracismo deben sentirse como animalitos de laboratorio, a quienes científicos inescrupulosos someten a las más disímiles pruebas para comprobar hasta dónde es capaz el ser humano de resistir la extrema crueldad de sus gobernantes.


Los pueblos cautivos (I) / Héctor Maseda / Grupo Decoro

Los pueblos cautivos (II) / Héctor Maseda / Grupo Decoro


Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.


[ TITULARES ] [ CENTRO ]

Noticias por e-mail

La Tienda - Libros , posters, camisetas, gorras

In Association with Amazon.com

Busque:


BUSQUEDA

Búsqueda avanzada


SECCIONES

NOTICIAS
Prensa Independiente
Prensa Internacional
Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
Inglés
Aemán
Francés

SOCIEDAD CIVIL
Introducción
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
MCL
Fraternidad de Ciegos
Seguidores de Cristo
Estudios Sociales
Ayuno

DEL LECTOR
Cartas
Debate
Opinión

BUSQUEDAS
Archivos
Búsquedas
Documentos
Enlaces

CULTURA
Artes Plásticas
Fotos de Cuba
Anillas de Tabaco

CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe 1998
Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887