La capital
de los baches
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - La Habana es la capital de los
baches. No hay cubano que al cruzar una calle durante un día lluvioso no
haya quedado salpicado y, muchas veces bañado, por el impacto de una
rueda en un charco de agua.
Los choferes tienen que ingeniárselas para evadir los huecos que en
ocasiones se desbordan de aguas albañales. Roberto, un botero que se
dedica a alquilar su Ford de los años 50 y que tiene que lidiar cada día
con los baches de la calle Monte, la Calzada del Cerro y la Avenida 51, nos
comenta: "Ya cuando uno lleva cierto tiempo en esto aprende dónde
están los baches y disminuye la velocidad o te detienes para calcularlo
bien. A mí me ha pasado que huyéndole a uno quedo atascado en
otro, y en el peor de los casos me poncho".
Según datos oficiales, sólo algo más de la tercera
parte de los once mil kilómetros de carreteras priorizadas está en
buenas condiciones, el resto se considera en regular o mal estado. En Ciudad de
La Habana el 69 por ciento de las calles secundarias están deterioradas.
Los baches, aunque aparentemente inofensivos, son también los
culpables de muchos accidentes del tránsito. José Pedro, un
bicicletero de 31 años que fue golpeado por un auto cuando el chofer dio
un giro brusco para evitar uno de los baches de la calle Ayestarán, nos
cuenta: "Yo venía por mi senda, tranquilo, y de momento un golpetazo
me lanzó como a dos metros y la bicicleta cayó por otro lado. Me
fracturé el brazo derecho".
En relación a los accidentes del tránsito es significativo que
Cuba posee una tasa de 72 por cada cien mil habitantes.
Además, cuando alguna empresa se decide a reparar tuberías de
agua o gas la mayoría de las veces no cuenta con los recursos para después
pavimentar las calles, por lo que con el decursar del tiempo los huecos se
convierten en vertederos de basura o de escombros y dificultan el tránsito
automotor en las vías.
Esto ocurre principalmente en calles secundarias, y los más afectados
suelen ser los vecinos, quienes se quejan a las diferentes entidades del
gobierno, pero la respuesta de los funcionarios puede demorar meses, incluso años.
La lista de baches convertidos en grandes basureros o en charcos de aguas
albañales donde proliferan roedores, cucarachas, moscas y mosquitos, sería
interminable.
Sin lugar a dudas, junto a la Giraldilla, El Morro y el Malecón, los
baches son, lamentablemente, otro de los signos emblemáticos de la
maltrecha capital cubana.
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