Hijos de...
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - La tesis de que el terrorismo es
hijo de la pobreza, el desamparo, la desigualdad, más que de una
ingenuidad ilimitada, me parece una demagogia inmedible. Los pobres, los
desamparados, los preteridos no cuentan con las finanzas necesarias que requiere
el terrorismo. Es atroz, además de las calamidades que padecen, sumarles
el origen del terrorismo.
Ningún pobre tiene dinero suficiente para comprar un coche, cargarlo
de explosivos y zumbárselo a un edificio; si no, pregunténmelo a mí
que viajo en el terrorífico camello. Ningún pobre tiene dinero
para pagar su matrícula en una escuela de aviación; si no, pregunténmelo
a mí que siquiera tengo el dinero para pagar mi boleto de avión
para un viaje de refugiado hacia los Estados Unidos. Ningún pobre tiene
dinero para mantener una guerrilla en Bolivia o El Salvador. Ningún pobre
tiene dinero para organizar Al Qaeda. Ningún pobre puede financiar las
agrupaciones militares y paramilitares de Colombia.
Me parece terrorismo, no sé si filosófico, político o
real, tomar como pretexto la pobreza que padecen otros para justificar la
barbarie que cometen los que para nada son pobres. Si Osama Bin Laden hubiera
usado su dinero para acabar con la pobreza y no con los Estados Unidos, otras
serían las reflexiones. Si ETA usara su dinero para acabar con la
pobreza, otro sería el análisis.
Pienso, sinceramente, que el terrorismo nace de un aberrado, desmedido,
demoníaco afán de poder. Que aquellos que no son elegidos para
gobernar manifiestan su descontento por medio de la violencia y el terror. Que
odian a la humanidad, por no aceptarlos como sus guías, y entonces
quieren destruirla. Que el terrorismo es, en el fondo, un encarnizado
sentimiento de envidia que se manifiesta por medio de la violencia.
El terrorismo no es ni puede ser hijo de la pobreza. El terrorismo es hijo
de la ambición, es hijo del rencor, es hijo de la ira contra quienes los
aventajan, es hijo de las frustraciones como ser humano, como políticos,
como gobernantes.
El terrorismo es hijo de los hijos de puta que ni siquiera quieren ser
padres de la monstruosidad que han engendrado y quieren trasladarle la
paternidad a los pobres, que ni siquiera tienen con qué mantener a la
criatura.
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