Yvonne M. Conde.
HOY. New
York City, NY. Lunes 3 de dicembre 2001.
El maestro indiscutible de las relaciones publicas internacionales se
hallaba de nuevo en sus andanzas y haciéndole eco a uno de sus lemas
favoritos, "Lo importante no es lo que digan, sino que hablen". Los
rumores, como siempre comenzaron a circular y escalar, y no solo entre los
cubanos del exilio, sino en los diarios latinoamericanos que se llenaban de
especulación. ¿A que se debía la ausencia de Fidel Castro de
la cumbre Latinoamericana en Perú? Nadie creyó la explicación
oficial--que él personalmente dirigía la reconstrucción de
los daños del huracán Michelle. Un rumor era que Fidel Castro no
iba a la cumbre porque Mario Vargas Llosa, quien iba a recibir una condecoración
gubernamental durante el evento, lo iba a denigrar en publico. Otro rumor era
que como Cuba está en la lista de países terroristas su libertad
peligraba. Otro lo tenia al borde de la muerte.
Pero no, ahí estaba el apolillado dictador de 75 años de edad,
banderita en mano, liderando otra absurda marcha por el malecón Habanero.
Esta vez culpaba a los Estados Unidos por la muerte de los 30 cubanos
desparecidos en camino a la libertad. Al maestro indiscutible de relaciones
publicas esta protesta le ha quedado ridícula. Que los Estados Unidos son
culpables de que los cubanos se vean forzados a huir clandestinamente de la isla
es comparable a la mujer que es violada y se le acusa entonces de ser ella la
culpable por seductora-por su falda corta, o su escote pronunciado.
Al violador por excelencia del Caribe, infractor de cuantos derechos humanos
existen, parece que ignora también que el Articulo 13 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos garantiza que "Toda persona tiene derecho a
salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país".
Pero aquí me tiene el maestro-hablando sobre él. |