Madres
denegadas en sus derechos
Tania Díaz Castro, UPECI
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Escribo lo que duele a muchos.
También lo que me duele. Escribo -creo- libremente, y me rijo por la
Carta Magna de Naciones Unidas, aunque ella no aparezca en la Constitución
de mi país y mucho menos en nuestras leyes.
Hasta el momento de hoy, exactamente en estas líneas que escribo,
poseo la libertad para hacer periodismo gracias al gobierno de Estados Unidos de
América.
Pero algo me ha dolido por estos tiempos, y no puedo ni debo callarlo, algo
que asalta mis pensamientos con mucha frecuencia y me hace meditar.
He conocido a lo largo de muchos meses a madres cubanas, con hijos en
Estados Unidos, denegadas en su solicitud de visas para visitar ese país.
Madres casi ancianas que no han podido ver a sus hijos durante años.
El caso que más me conmueve ahora es el de Livia Esther Muñoz
Argüelles, de 57 años de edad. Su hija Zuzett vive hace siete años
en New York, muy cerca de donde se perpetró el acto terrorista más
abominable de la historia, el 11 de septiembre de 2001.
Allí vive esa joven con su esposo y sus dos hijos de siete y cinco años.
Pero Livia Esther, su abuela, sólo los conoce a través de cintas
de video, llamadas telefónicas y fotografías.
Livia Esther ha sido denegada en tres ocasiones y, como muchas otras madres,
espera tener mejor suerte en cualquier otro momento. Su hijo Norberto Manresa Muñoz
vive como refugiado político en Miami, y tanto él como su hermana
prefieren que mamá los visite en tierras libres.
Ellos son los únicos hijos de Livia Esther.
¿Hago mal si digo que esto me ha tocado en el corazón? ¿Hago
mal si digo que algo así no debe ocurrir en estos tiempos en que el bien
debe vencer al mal?
No olvidemos jamás a esa madre que añora a sus hijos, porque
ese amor, como bien señalara el poeta y político francés Víctor
Hugo, "puede repartirse entre muchos hijos y a cada uno le toca entero".
Se trata, no hay dudas, de un amor tan inmenso y puro que no debe existir
ley que le ponga barreras a sus derechos.
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