"Mucho
ruido y pocas nueces"
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, abril - Esta frase es aplicable a muchos asuntos, pero le
viene a la medida al de la escasez de productos agropecuarios en Cuba.
Resulta ser que ahora se oye hablar y se lee frecuentemente sobre los "mercados
topados" (mercados agropecuarios cuyos precios son fijados por el Estado en
una cifra límite para cada producto) como sucedió ayer con los "mercados
concentradores", "mercado libre campesino", "mercado estatal"
y otros más que, a pesar de sus diferentes nombres, tienen un aspecto común:
el fracaso.
Ninguno de ellos logró lo más importante para ese tipo de
instalación, nómbrese como se nombre, que haya productos en
abundancia en sus tarimas y a precios accesibles para la generalidad de los
cubanos.
Con el "mercado topado" el gobierno de Cuba anunció que
habría abundancia, variedad de ofertas y precios módicos. Iba a
ser la demostración práctica de las ventajas del predominio del
Estado sobre las tierras agrícolas.
Sin embargo, la realidad es muy diferente de los discursos agoreros. Es
verdad que en los "mercados topados" de Pinar del Río siempre
hay quince o veinte productos, pero, ¿dónde están los
alimentos? porque allí lo que nunca falta es -por citar algunos ejemplos-
bija, condimentos, escobas, sogas o vasijas plásticas. Estos productos
ocupan el espacio que debían ocupar las viandas, los vegetales, las
frutas o las carnes.
Cuando se pone en venta algunas cantidades de éstos generalmente están
en mal estado, con pésima presencia y precios más altos que el
tope que debían tener. Todo esto, por supuesto, frustra al cliente que
casi siempre termina preguntándose ¿qué hace el gobierno con
tanta tierra agrícola, con ese tremendo latifundio estatal?
Nombrecitos rimbombantes, grandes planes y proyectos e inversiones
millonarias sí han sobrado en los últimos 42 años en el
sector de la agricultura. ¿Los resultados? Ahí están, en las
tarimas: cada vez menos alimentos.
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