El pasajero,
el chofer y el policía
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, abril - Sostener la idea de la aplicación al pie de la
letra de las leyes y reglamentos por inspectores, policías, funcionarios
en Cuba es caminar sobre campo minado.
Hace muy poco, un taxista privado me comentó que fue multado porque
se trasladaba en un carro particular junto a otros pasajeros ocasionales. Debió
pagar 50 pesos.
El origen del caso es la escasez del transporte público. Trasladarse
de un lugar a otro de La Habana requiere tiempo, dinero y suerte.
De tal situación se aprovechan los choferes particulares -también
algunos que conducen carros oficiales- para aliviar los gastos de gasolina
(10-12 pesos por litro) mientras el pasajero ocasional resuelve su problema:
llegar rápido a su destino.
Para mayor información, vale apuntar que transportar pasajeros en
taxis privados necesita de autorización. Esta depende de la revisión
técnica del vehículo, además de la obtención de la
licencia para la transportación de pasajeros y el pago del impuesto
correspondiente.
Si se infringen estas medidas pueden ser multados hasta en 1,500 pesos. Mas
hasta donde he averiguado, el pasajero ocasional nada tiene que pagar.
No obstante, resulta que varias personas informaron que sufrieron multas por
viajar en un auto particular. Debo creerlos. Pero mis respuestas a las referidas
anécdotas implican una interrogación. ¿Usted le preguntó
al policía cuál artículo, de cuál ley, establece la
multa? ¿Usted se interesó cuál es su derecho a defenderse?
Generalmente, las respuestas van del "aquí no hay leyes"
hasta "la ley es la del policía".
Seguramente, en muchos casos el policía aprovecha la ocasión
para anotarse una multa más. El problema del policía es poner
multas. El de los multados argumentar en su propia defensa.
Hay una especie de síndrome de indefensión en Cuba. Esto no es
nuevo. Pero lo que explico ahora es que muchas personas poseen una "pre-conciencia
culpable", y también es muy cierto.
Simplemente, si yo no cometo ninguna acción que infrinja la ley,
estoy dentro de la ley. Más allá de este terreno, ¿se puede
cuestionar el derecho de transportar a quien desee en su propio auto en una
ciudad que padece de falta de vehículos de transporte público?
Así sea por el pago de diez pesos -téngase en cuenta que una
cajetilla de cigarros vale hoy siete pesos y hace muchos años el precio
oficial era de diez- ello no debe ser motivo de multas.
Si las autoridades no permiten que haya taxistas sin licencia de
transportación, pues que reabran las inscripciones. Mientras exista falta
de transporte y pasajeros expectantes en las calles, siempre habrá
choferes dispuestos a recogerlos.
Sin embargo, de estos temas no se discute en absoluto en las cotidianas "mesas
redondas" (que son de forma rectangular), aunque su inclusión en
ellas sería con certeza del agrado de la mayoría.
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