La manilla mágica
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, agosto - Cayo Coco está situado al norte de Ciego de
Avila. Es un sitio para que los turistas la pasen requetebién. Se dice
que es un lugar paradisíaco.
Recientemente, familiares de cuatro de los cinco "patriotas"
presos en Estados Unidos por espionaje se pasaron una semana en Cayo Coco. La
familia de Antonio Guerrero no participó. Allí también se
encontraba el niño Elián González Brotons, sus dos
hermanitos, su papá, y la mamá de estos dos pequeños que es
la madrastra de Elián. Curiosamente, el grupo se completó con uno
de los integrantes de las llamadas mesas redondas: Rogelio Polanco.
Anteriormente ya había vacacionado en Cayo Coco otro miembro de las
mesas redondas llamado Randy Alonso. Aclaro que ellos no son caballeros de la
mesa redonda del Rey Arturo, éstos son parte de las trompetas reales de
Cuba.
Todas estas personas portaban en sus muñecas una manilla, que
calificaremos de "mágica", porque con ellas, como con el famoso
"abra-ca-da-bra", accedían a todas las instalaciones de Cayo
Coco sin tener que pagar un centavo, por supuesto de dólar.
También se supone que esas personas estaban allí invitadas por
el gobierno, y como sabemos bien quién sustenta al gobierno es muy fácil
deducir quién pagó los gastos de los invitados.
A los cubanos de la isla, aunque la Constitución expresa todo lo
contrario, se les prohíbe hospedarse en hoteles y en lugares tan
exquisitos como Cayo Coco. Así que es bueno que esas personas hayan
podido vacacionar allí; lo malo y muy desagradable es que la estancia de
ciudadanos cubanos en ese tipo de instalación turística la
determinen intereses de orden político.
También es malo, desde el punto de vista ético, que mientras
miles y miles de ciudadanos hayan sido llevados a concentraciones, a
manifestaciones -caminando y cogiendo mucho sol- en favor de la libertad de los
"patriotas injustamente encarcelados en una prisión de Miami",
sólo los familiares de ellos y otros escogidos tengan la posibilidad de
vacacionar en lugar tan privilegiado como Cayo Coco.
Los ciudadanos de este país -no porque lo diga la Constitución
socialista, que es violada constantemente por los que la pusieron en práctica-
discriminados y utilizados por el régimen de Fidel Castro, tienen los máximos
derechos en su país. Esos derechos, totalmente naturales, tendrán
que ser restituidos un día.
El gobierno comunista, aunque está acostumbrado a dar el manejo que
le parece a los recursos y al dinero del país, debería recordar
-al menos de vez en vez- de que no es el dueño de este archipiélago,
aunque sabemos que la costumbre de hacer y deshacer a su antojo le ha hecho
creer esa irrealidad.
Y a los que aceptan las dádivas, que este gobierno otorga a cambio
del acatamiento político ideológico y de servir a cómo el
poder se le antoje, deberían tener en cuenta que eso es incorrecto,
inmoral, y que semejante inmoralidad es muy difícil mantenerla oculta por
mucho tiempo y, peor aún para ellos, es muy difícil que sea
aceptada por la inmensa mayoría de los cubanos.
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