Yindira:
embarazo precoz y muerte
Amarilis Cortina Rey, Cuba-Verdad
LA HABANA, agosto - Los que la escucharon dicen que entre gritos y sollozos
exclamaba desde el elevador del hospital: "¡Por favor, no dejen morir
a mi hijita!"
Así imploraba la madre de la adolescente Yindira Linton Hamilton, de
16 años, que murió el 9 de mayo después de la interrupción
de embarazo que le hicieron en el hospital Hijas de Galicia, en Ciudad de La
Habana.
De acuerdo a lo expresado por personas cercanas al suceso, Yindira salió
aparentemente bien de la interrupción de embarazo.
"Ella residía en la zona de El Cotorro -revela una de las
fuentes- y parece que le dejaron restos de la criatura, por lo que tuvo que ser
llevada nuevamente a Hija de Galicia. Durante un segundo legrado le perforaron
el cuello del útero, razón por la cual tuvo que ser sometida a una
intervención quirúrgica de urgencia".
Durante esa operación Yindira sufrió un paro cardiaco, según
expresan los médicos del hospital, que le costó la vida.
A otras dos menores de edad les ocurrió lo mismo en Hija de Galicia
en el mes de julio, y aunque no llegaron a perder la vida sí tuvieron que
ser ingresadas "por restos después del legrado".
"La que se puso más grave fue la de doce años de edad.
Ella y la de quince años residen en la capital del país",
informó una fuente muy confiable.
En la sociedad cubana es una práctica normal que adolescentes y niñas
se sometan a legrados para abortar sus embarazos. La falta de responsabilidad y
la poca cultura religiosa de las nuevas generaciones, así como la
deficiente orientación en el sentido de explicarle a ese sector social
las consecuencias de ese método y la crisis económica que sufre la
nación, son las causas principales de que el legrado haya devenido en práctica
común.
Con frecuencia, las propias madres recomiendan a sus hijas que se sometan al
legrado para "resolver el problema".
También es cierto que las interrupciones de embarazo estuvieron
prohibidas en Cuba, pero a partir de la década de los setenta del siglo
pasado el método se legalizó en todos los hospitales gineco obstétricos
y maternos del país.
Aunque los medios de prensa han abordado en alguna medida lo peligroso que
es abortar el embarazo, algunas fuentes consultadas consideran que el tema se
tocó muy tarde y que el descontrol que implica para la juventud las
escuelas en el campo y al campo conspiran contra el llamado de que las mujeres
acepten el embarazo con responsabilidad de madres.
"La creciente necesidad causa que muchas mujeres, principalmente las de
los barrios más pobres, acudan al camino más fácil: al
legrado", opinó una residente de Arroyo Naranjo.
Sin querer lanzar acusaciones, es una realidad visible la falta de
responsabilidad de los médicos y paramédicos en cuanto al asunto
de los legrados. Esto se puede constatar en los hospitales, en los consultorios
de la familia y en todas las instalaciones del Ministerio de Salud Pública
en general.
Casos como el de Yindira no se publican en los medios de prensa nacionales.
Ojalá un día se publique este tipo de historias para que los
padres de otras niñas y adolescentes cubanas sean advertidos a través
de ellas del peligro que se corre con la práctica de interrumpir el
embarazo.
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