La trata, el
hombre y la sociedad
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, agosto - El 23 de agosto se celebrará el Día de la
Internacional del Recuerdo de la Trata de esclavos y de su Abolición,
instituido por acuerdo de la UNESCO.
La trata de esclavos se inició en Cuba por la necesidad de extender
el sistema productivo de plantación.
La desarticulación del sistema de producción azucarera de la
vecina isla de Santo Domingo propició el incremento de la producción
azucarera en la isla de Cuba. La trata de esclavos garantizó la inserción
de la economía cubana en el mercado internacional. Esta trágica
institución de explotación produjo la entrada en la isla antillana
de lo que muchos denominan como "modernidad" a fines del siglo XIX.
Por otro lado, la presencia forzada en la isla de mujeres y hombres de
origen africano afectó siempre la estructura social cubana.
La desestabilización del sistema productivo insular anterior a 1790,
cuando debutó con intensidad el proceso económico de conversión
al sistema de plantación, provocó un movimiento sísmico de
alcance notable en la sociedad de la época.
Gracias a la trata emergieron grupos de presión que sustituyeron a la
oligarquía de hacendados criollos que desde mediados del siglo XVIII habían
compuesto la estructura de poder económico en Cuba.
La falta de un sistema de instituciones bancarias adecuado en la isla
colonial concedió la oportunidad a un sector de comerciantes de
convertirse en dueños de ingenios y propietarios de tierras. Estos
grupos, enriquecidos en buena medida por el negocio de la trata, concentraron en
sus manos los hilos que movían los puntos neurálgicos del sistema:
la trata, la venta de esclavos, los ingenios y centrales azucareros, y la
exportación de la producción azucarera.
Durante el período comprendido entre los años 60 del siglo
XVIII y los años 30 del siglo XIX existió la presencia de dos
grupos económicos de poder: el primero, de criollos hacendados, dueño
de tierras y esclavos; el segundo, los inversionistas en la esfera comercial,
compuesto por españoles radicados en la isla, sobre todo catalanes y
vascos.
Después de los años 30 del siglo XIX, en la capa de hacendados
criollos se produjo una concentración de capitales en manos de familias
que poseían los mejores y mayores centrales e ingenios que diversificaron
a tiempo sus inversiones de capital en negocios como ferrocarriles, transportes
marítimos, compañías exportadoras, cajas de préstamo.
Este sector industrial-comercial más poderoso fue el que protegió
la trata y boicoteó la abolición en los años posteriores.
Desde octubre del 68 fundaron en Madrid la Junta Cubana presidida por José
J. de Arrieta, dueño del ingenio Flor de Cuba, uno de los mayores y
mejores de la isla, y por el Marqués de Villaytre, ambos tratantes y
comerciantes esclavistas a la vez. Su tarea fue la de impedir que se tomaran
decisiones con respecto a la abolición de la esclavitud. Grupo que se
enfrentó a elementos de la burguesía sacarócrata y
esclavista que sostenían ideas contrarias.
Manuel Calvo Aguirre fue la figura más poderosa del grupo que se formó
en los años 70 del siglo XIX. Fundó la Compañía de
Navegación Trasatlántica en 1848. Invirtió su dinero en el
azúcar y a partir del 68 tuvo entre sus asuntos de negocio prioritarios
el envío a Cuba de tropas españolas para combatir la lucha
insurrecta. Posición que mantuvo durante las dos Guerras de
Independencia.
El grupo de poder y presión encabezado por Calvo apoyó hasta
el último momento el negocio de la Trata y, cuando llegó éste
a su fin con la abolición, desviaron sus esfuerzos a seducir a los negros
libres con la creación de casinos españoles "de color"
para de esta manera neutralizar cualquier posible movimiento de este grupo
racial desposeído hacia posiciones separatistas. También, gracias
a sus propiedades de transporte marítimo propició la inmigración
blanca hacia la isla.
Desde finales de los años 70 y notablemente desde 1882, los grupos de
presión de la burguesía peninsular presionaron al gobierno español
para favorecer la entrada al país de trabajadores inmigrantes blancos.
Inmigrantes españoles que por su precaria posición económica
-causada por la crisis económica española de 1894- se convirtieron
en fuerza de choque de los grupos más reaccionarios en contra del cambio
político en Cuba, como el Cuerpo de Voluntarios que nutrió desde
su fundación la Asociación de Detallistas de La Habana.
A la hora de la abolición de la esclavitud en 1886, existía un
amplio sector de artesanos integrado por mestizos y negros porque la sociedad
blanca de principios y mediados del siglo XIX por tradición despreció
ese tipo de trabajo, pero ya en 1894 -debido al incremento de la entrada de
trabajadores blancos- los puestos de trabajo en sectores de servicios comenzaron
a pasar a manos de extranjeros blancos. Entre 1882 y 1894 el número anual
de inmigrantes fue superior a los 19,200 individuos. Entretanto, el número
de artesanos y trabajadores de color ascendía en 1883 a 9,911 solamente
en La Habana. Este sector urbano de la población mestiza y negra
constituyó un elemento decisivo para marcar con sus aportes la formación
de la nacionalidad cubana.
Sin lugar a dudas, el "color cubano" posee su tinte definitorio
por causa de la trata de esclavos. Es además importante, por ésta
y otras razones, tener en cuenta la celebración del Día
Internacional del Recuerdo de la Trata auspiciado por la UNESCO.
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