¿Aceite
por azúcar?
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, agosto - Una nota aparecida en los periódicos nacionales
informó a los cubanos que a partir de septiembre serán
distribuidas mensualmente ocho onzas de aceite comestible, equivalentes a un
cuarto de litro por persona. Como contrapartida se dejará de vender una
libra de azúcar crudo de la cuota de racionamiento, con lo cual queda
reducida la entrega mensual per cápita a dos libras.
La decisión obedece, según se dice, a que de acuerdo con
estudios efectuados "el consumo promedio de grasa es bajo. Mientras que el
de azúcar es alto, comparado con la media mundial".
En realidad, no hace falta un profundo análisis para comprender que
la ingestión de grasas comestibles es insuficiente en amplios sectores de
la población. Para constatarlo sólo se necesita revisar la libreta
de racionamiento: en la priorizada ciudad de La Habana, la cuota mensual de
aceite comestible (ocho onzas) se ha vendido únicamente en dos ocasiones
hasta agosto del presente año.
Por supuesto, los ciudadanos poseedores de dólares o con altos
ingresos en pesos pueden comprar el aceite comestible en las tiendas de divisas
o en establecimientos de venta libre en moneda nacional a razón de 40
pesos la botella, precio prohibitivo para muchos, en un país donde el
salario promedio mensual es de 249 pesos y la pensión promedio mensual
104 pesos.
En lo concerniente al azúcar -e independientemente del absurdo que
representa reducir las asignaciones de este artículo en país como
Cuba histórico productor- su alto consumo corresponde en parte a hábitos
heredados que aunque dietéticamente no sean los mejores no constituye una
práctica aceptable limitarlos a la fuerza, sino mediante la persuasión.
Por otra parte, en las condiciones actuales de falta de alimentos el azúcar
se ha convertido en un paliativo para el estómago de muchas personas.
Recuérdese que cuando cualquier niño cubano cumple los siete años
automáticamente pierde su "derecho" a adquirir la leche
normada, problema enfrentado en muchos hogares con la elaboración de
refrescos o infusiones azucaradas para el desayuno y la merienda.
La nota publicada en los medios nacionales no aclara si las ocho onzas de
aceite por persona a entregar serán adicionales a la cuota vigente que
-como señalé anteriormente- por lo regular se incumple. Si no
fuera un suministro extra, entonces en la práctica no habría
sustitución alguna de aceite por azúcar, sino sencillamente la
disminución de este producto ante las pocas disponibilidades existentes.
En realidad, este supuesto trueque de aceite por azúcar refleja el
estado de precariedad presente en la sociedad cubana.
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