El chachareo
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, agosto - La diferencia entre el chachareo y la conversación
es que por medio de la conversación se puede llegar a algún
acuerdo, mientras que con el chachareo se habla por el simple gusto de oír
el sonido de las palabras.
Yo vivo en un país donde solamente se chacharea. Conversar es un acto
razonable donde las partes tienen opiniones, puntos de vista, capacidad de
decisiones. En Cuba carecemos de opiniones, o están lastradas por la
opinión oficial, o enmascaradas por la doble moral: carecemos de puntos
de vista, porque el punto de vista requiere de cierta libertad en la educación
del individuo, y el individuo está educado bajo un inflexible e
intolerante punto de vista, de decisiones, ¿qué decir? Aquí
todas las decisiones las toman los órganos de gobierno y al individuo no
le resta otra alternativa que acatar y callar.
Luego se chacharea sobre todo: política, economía, deporte,
pero siempre como divertimento, como pasatiempo, sin trascendencia alguna. Ningún
chachareo conduce a acuerdos, responsabilidades, soluciones y, sobre todo, ningún
chachareo se torna consecuente con sus postulados, puede cambiarse de bando a
sabiendas de que el contendiente también puede hacerlo sin que ocurra,
siquiera, un sonrojo moral. Chacharear es como un juego de niños.
Un chachareador puede, ahora mismo, estar defendiendo la profesionalidad de
los peloteros cubanos partiendo del presupuesto de que se dedican por entero a
la práctica del deporte durante todo el año, y dos segundos después
puede estar desbarrando contra el profesionalismo en los deportes y el daño
que provoca al olimpismo.
La costumbre de chacharear se ha acentuado tanto en Cuba en los últimos
cuarenta años que ya realmente no se hace otra cosa. Si suben los
precios, se chacharea y se chacharea, pero nadie eleva su voz para exigir sus
derechos. Si la duplicidad de moneda acogota a la gente, se chacharea y se
chacharea, pero nadie organiza una manifestación contra la dolarización
del mercado doméstico. El chachareo es como un bálsamo, una
anestesia, después que la gente se desahoga, sin mayores consecuencias,
se vuelve a la vida normal y al chachareo como si nada hubiera pasado. El
chachareo es la vía para no pensar. Apréndalo y nunca más
necesitará de psicólogos.
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