Persiste el acoso contra balseros devueltos a Cuba
LA HABANA, 17 de septiembre (Fara Armenteros, UPECI) - A pesar de que las autoridades dicen que no toman medidas represivas contra las personas que son interceptadas en el mar y devueltas a Cuba, la bienvenida que se les da a los balseros es un fuerte interrogatorio por parte de la Seguridad
del Estado, afirmó Luis García González, un residente de Alquízar que fue devuelto en noviembre del años pasado.
García agregó que, de entonces a acá, ha sufrido veinte detenciones y le han levantado dos actas policiacas de advertencia, por peligrosidad.
Refiere además que la persecución alcanza a su familia, pues a su hijo pequeño de siete años, que cursó el segundo grado en la escuela primaria "Julio Valdés Collazo", lo sacaron del aula, separándolo de su maestra y de sus compañeros
y lo situaron en un aula que no reúne las condiciones mínimas y cuyos muebles están en estado ruinoso, no tienen pizarrón, y una auxiliar pedagógica imparte las clases.
"Esa medida -explica García- contradice las normas de pedagogía que rigen la educación primaria en el país, y han afectado el estado anímico de mi hijo".
Al hacer referencia a su situación económica, destacó que desde que lo devolvieron a la Isla sólo ha podido trabajar en un vivero de reforestación por once días ya que de allí lo echaron sin haber cometido ninguna indisciplina y sin darle
explicaciones.
Hizo una gestión con el director de la Pesca, y éste le respondió: "¿Tú me estás tomando el pelo? Tú eres balsero, ¿cómo vas a trabajar en la pesca? Yo no puedo montarte en un barco".
"Tengo que hacer trabajos informales, que son casi ilegales, porque no me permiten un empleo", denuncia García.
Por otra parte, Ramón Cruz, uno de los balseros devueltos de Bahamas por la Base Naval de Guantánamo, explica que su padre, Bernardino Cruz, es un pequeño agricultor, y como cuando él fue devuelto nadie lo empleaba se fue a trabajar en la finca que su padre tenía
en usufructo.
"Suficiente para que pusieran la finca en 'depósito', aunque se la coma la yerba, y amenazaron al viejo de que le quitarían hasta el pedacito de tierra que tiene sembrado para su autoconsumo".
"Ahora la cooperativa no le suministra a mi padre ni petróleo ni fertilizantes, ni le facilita el tractor para arar y la Seguridad del Estado lo ha citado varias veces para que me haga desistir de mis ideas", revela el ex balsero Cruz.
El hombre narra cómo el primer día del curso escolar a su hijo lo apartaron de los demás muchachos y le dieron unos libros en tan mal estado que no se pueden leer. "Pero, había libros en buen estado", declara Cruz. La escuela primaria se nombra "La
Europa". "Mi hermana tuvo una fuerte discusión con los de la escuela, les dijo que ése era un acto de discriminación. Entonces, aparecieron los libros adecuados".
Tanto García como Cruz afirman que ellos no son los únicos balseros devueltos que padecen la persecución sistemática de la policía política. Ellos coincideron al señalar el caso de Lázaro Ezequiel Páez, que fue devuelto en abril de
este año.
Páez comenzó a trabajar manejando un camión. Pero un jefe de sector policiaco le dijo que se bajara del vehículo, que no iba a tirar un plátano más para el mercado y que el dueño del camión, por darle trabajo al balsero devuelto, iba a
perder su carro y empleo.
"Generalmente los balseros somos disidentes que nos persigue la Seguridad del Estado por nuestras ideas. Nuestras familias sufren el hostigamiento también. Nos lanzamos al mar con la esperanza de alcanzar la libertad; sin embargo, no se nos reconoce y muchas veces se nos niega la
posibilidad de emigrar a pesar de que ésa es nuestra única esperanza
de vivir decorosamente, lo que se nos niega en nuestro propio país", concluye el entrevistado.
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