¿Quién nos descubrió primero?
Tania Díaz Castro, PPDHC
LA HABANA, septiembre - Sin dársele mucha importancia, uno de los medios de información oficialistas de Cuba anunció el pasado 26 de agosto que en la provincia de Matanzas, exactamente al Norte de la Punta de Icacos (Playa de Varadero), fue hallado por primera vez en nuestro
país un milenario esqueleto fosilizado.
El Lic. Ercilio Vento Canosa, prestigioso investigador y presidente de la Sociedad de Espeleológica de Cuba, manifestó que se trata de un hallazgo arqueológico realmente inusitado y que de acuerdo a las investigaciones por esa Sociedad, es muy posible que estemos ante el
individuo más antiguo de la mayor de las Antillas, entre 18 y 25 años de edad y de sexo masculino.
El esqueleto, que se encontraba empotrado en la roca del suelo de una estrecha cavidad costera, fue descubierto mientras Vento Canosa revisaba los huecos de dichas rocas, en compañía de algunos estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas de esa provincia.
Después de realizados los análisis y aunque las investigaciones continuarán, Vento Canosa llegó a la conclusión de que el esqueleto perteneció a un individuo tipo mongoloide sinodonte, de tronco racial asiático, anterior a los arauacos, cuyos
remotos restos se establecen en la cueva Calero, de esa misma provincia matancera y con una antigüedad de 8 mil 800 años.
Una doble importancia puede tener este hallazgo si tenemos en cuenta que, como ya se sabe, se han descubierto libros tibetanos escritos 1,500 años antes de nuestra era, en los que pueden apreciarse mapas donde aparece el continente americano.
De acuerdo a investigaciones cartográficas hechas recientemente, se sabe que tanto Alejandro Magno como los navegantes fenicios tuvieron que haber obtenido informaciones geográficas de la Tierra a través de fuentes tan remotas como las aparecidas en el Tibet. Incluso el
navegante turco Piri Reis murió con el criterio de que Cristóbal Colón, antes de realizar sus viajes a América, ya poseía esos mapas antiguos.
El reciente hallazgo en Cuba de ese esqueleto milenario pudiera ofrecernos una prueba de que mucho antes que Colón, Cuba fue descubierta por civilizaciones de un pasado completamente olvidado por la humanidad, como por ejemplo la del Tibet, cuya existencia data de miles de años
antes del diluvio.
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