Las mesas redondas del moderno Rey
Eduardo G. Estrada, ANC
LA HABANA, mayo - El mandatario cubano Fidel Castro pretende convertirse en una especie de Rey Arturo de la era moderna, pues las llamadas "mesas redondas" constituyen su nuevo método para tratar asuntos como los derechos humanos y el caso del niño balsero Elián
González Brotons.
Sus caballeros de la tabla redonda son personajillos cubanos, y foráneos desconocedores de la realidad nacional.
Debido a lo costoso de las marchas populares Castro ha tomado las mesas redondas para que sus mancebos y doncellas divulguen su política demagógica con el objetivo de llamar la atención de la opinión pública.
Este nuevo Rey Arturo, seguro del fracaso de las seudo reformas económicas en la isla y por el distanciamiento que sufre respecto al mundo industrializado, utiliza como última carta de la baraja a Internet -donde inaugura sitios Web al por mayor con el dinero del país- para
mostrarle al mundo una imagen de unidad nacional que dista mucho de ser veraz.
En las citadas mesas redondas del único reinado comunista del hemisferio han comparecido figuras latinoamericanas y europeas como Esquivel, premio Nobel de la Paz, y ciertos líderes sindicalistas de izquierda. Es una pena que un Nobel de la Paz se preste para tales obras de teatro,
en vez de dedicarse a indagar la verdad sobre los derechos humanos en la Isla.
Sería interesante que el mencionado premio Nobel se entrevistara con grupos disidentes que promueven los derechos humanos o, mejor aún, aprovechara su ascendente con el régimen castrista y visitara las mazmorras del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) de 100
y Aldabó, en ciudad de La Habana, o cualquiera de las más de 300 cárceles donde sufren sus condenas centenares de personas por sólo divulgar sus opiniones.
El presidente Fidel Castro a lo largo de estos 41 años de dictadura ha demostrado similitudes con diferentes personajes históricos: Julio César, Stalin, y ahora el legendario Rey Arturo. Esperemos no le dé por imitar a Nerón, aunque su consigna de "socialismo
o muerte" no lo exonera de ello.
En las mesas redondas, llamadas informativas, los argumentos que exponen los caballeros del nuevo Rey Arturo hablan de las violaciones de los derechos humanos en países latinoamericanos y europeos así como en Estados Unidos, pero ni siquiera leen la Declaración Universal de
los Derechos Humanos ni dicen por qué condenaron al gobierno de Cuba en la Comisión de Ginebra.
Señores Esquivel, García Márquez, Ricardo Alarcón y el resto de la caballería, sepan que los errores del contrario no invalidan los propios.
Y retomando la crisis de personalidad del mandatario cubano, confieso estar estudiando manuales contra incendios no vaya a ser que de verdad un día le dé por convertirse en el Nerón del siglo XXI.
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