Se celebra pero no se imita
Mario J. Viera González, Cuba Voz
LA HABANA, marzo - El despacho es de la agencia española EFE. Se origina en Jakarta. Y complacido lo publica el Granma en su edición del martes 28. La noticia no llama mucho la atención dentro de Cuba, viene de muy lejos, de un país asiático que quizás
muchísimos cubanos no sepan localizar en un mapa: Indonesia.
En otras partes del globo quizá esta misma noticia no sea de interés salvo para un determinado sector del público, y quizás para los comunistas de todas partes o para los más recalcitrantes anticomunistas de cualquier lugar del planeta. Para un lector
acostumbrado a los mecanismos formales de la democracia enterarse de que Wahid propondrá legalizar todos los partidos políticos en Indonesia, como informa el titular en rojo del Granma, no debe tener la mayor importancia, lo más probable es que se encoja de hombros y diga: "¡Qué
tiene eso de particular! Este señor no está haciendo nada que no sea lo que normalmente se hace en cualquier país civilizado de este mundo".
Sin embargo, en la información está presente uno de los principales elementos noticiosos para darle interés: la singularidad. Y esta singularidad es la que motivó al Granma a reproducir la noticia citando como fuente a EFE. El gobernante surgido de las conmociones
sociales que en Indonesia provocaron el pasado año el derrocamiento del gobierno despótico y continuista de Suharto ha propuesto legalizar todos los partidos políticos en Indonesia y que no sea objeto de persecución la difusión de la ideología comunista.
A raíz de un intento de golpe de Estado dirigido por los comunistas en septiembre de 1965, el Partido Comunista fue ilegalizado y violentamente reprimido por Suharto contándose por miles en una sola noche de horror los afiliados a esa organización política que fueron
asesinados por el ejército de reserva estratégica que comandaba el recientemente derrocado General Suharto. Se han calculado en más de 300 mil los asesinados entonces. La represión del militarismo gubernamental suprimía cualquier forma de oposición al régimen
con los métodos más brutales y etiqueteando a todo opositor como comunista.
Ahora Wahid, según destaca Granma, ha pedido en varias ocasiones y en público perdón a los comunistas y se ha declarado partidario de abrir una investigación sobre la que bien pudiera denominarse la "noche de San Bartolomé" de Indonesia, cuando tantos
alegados comunistas fueron masacrados.
Se dice que la propuesta del gobernante indonesio "ha suscitado duras críticas" de los dignatarios musulmanes del país, pero en definitiva no puede haber democracia si no se legaliza a la oposición política, se reconoce el derecho de las minorías, y
se consagran y amparan los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. Wahid es partidario de darle una oportunidad a los comunistas en la vida política del país asiático, y esto le satisface al órgano periodístico del Partido Comunista de Cuba.
Aunque es cierto que en Cuba no ha habido una noche de San Bartolomé dirigida contra los opositores, la represión contra ellos ha asumido distintos grados incluido el maltrato físico y moral. Si el reaccionario gobierno de Suharto acusaba de comunistas a sus opositores y
disidentes, el gobierno revolucionario de Castro acusa de anexionistas y de traidores al servicio de los Estados Unidos a sus opositores y disidentes. La oposición en Cuba está constitucionalmente ilegalizada, y sólo se permite el ejercicio del periodismo totalmente controlado
por la dirección ideológica del Partido Comunista. Los periodistas independientes son mirados como escorias sociales y marcados con los más detestables epítetos.
A no dudarlo el gobierno de Cuba debe sentirse satisfecho con la propuesta del gobierno de Indonesia. Lástima que al celebrar lo que anuncia Wahid no lo imite en su patio, y un día proponga legalizar todos los grupos opositores y permitirles que se organicen en partidos políticos.
Entonces se tendría una magnífica noticia, por su proximidad, sus consecuencias y su tremendísima singularidad. Sería una noticia cuya primicia bien valdría un premio Pulitzer.
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