Una medida impopular
Lázaro Raúl González, CPI
HERRADURA, marzo - A partir del 21 de octubre no podrá haber una mata
de arroz por cosechar en la provincia de Pinar del Río. La medida,
anunciada por la más alta autoridad en sanidad vegetal, intenta frenar
los estragos causados últimamente a la cosecha del cereal en la provincia
por el ácaro Steneotarsonemus spinki y el hongo Saroclaudio orizae.
La regulación establece que las granjas estatales dedicadas al
cultivo del arroz deberán ajustar su calendario de siembra con el
objetivo de adelantar la recolección. La siembra podrá efectuarse
hasta el 31 de marzo si es en seco y hasta el 10 de abril cuando es en agua o
fangueo. Similarmente, los productores privados que trabajen áreas
colindantes (hasta cinco kilómetros) con las granjas estatales verán
afectado su calendario de siembra, teniendo como fecha tope el 25 de mayo si es
en postura, y sólo hasta el 30 de abril si es en semilla. Por su parte,
los productores del resto de la provincia tendrán hasta el 15 de junio
para realizar su siembra si es de semillas y hasta el 10 de julio si es en
posturas.
Ya que para la mayoría de los cosecheros del grano esto implica que
podrán efectuar una sola siembra al año, por acá se
considera que la disposición ha sido anunciada demasiado tardíamente.
Aún cuando desde hace ya algún tiempo venía rumorándose
alto al respecto, no fue hasta el recién pasado febrero y el actual mes
de marzo que la noticia adquirió carácter oficial y divulgación
suficiente.
La regulación, que indudablemente redundará en beneficios
futuros, ha sido recibida con muy mala cara principalmente por aquéllos
que no gozan el privilegio de poseer un motor o riego por gravedad. Los que en
este caso están -que no son pocos- siembran "al tiempo", y esta
siembra se hace en julio, agosto e incluso septiembre, lo cual implicaría
violar la fecha establecida por la nueva regulación para la siembra e,
ipso facto, para la cosecha.
Asimismo, ha puesto de muy mal humor a la gente el hecho de que el
acatamiento de la nueva medida significaría un decreto de muerte para el
C-9, una variedad que no espiga hasta octubre y se cosecha en noviembre, con
independencia de la fecha de siembra. Popularmente conocido como "puyalarga"
o "el arroz del pobre", el C-9 es una de las más estimadas y
difundidas variedades de arroz en la provincia, debido a sus altos rendimientos,
exquisito paladar, escasa exigencia con los suelos, resistencia a la sequía
y alto nivel de competencia con la yerba, ya que es una planta alta. Lo mismo
aplica al "poyón" y otras variedades con las que está
encariñada no sólo la clase campesina, sino la propia cultura
culinaria de la provincia.
Como es obvio suponer, la medida -ya que tácitamente implicará
para la mayoría de los productores poder realizar una sola siembra al año-
significará un descenso en la producción del cereal. Y de aquí
vendrá la consabida carestía y de ella su hija mayor: la subida de
precios.
Sin que todavía se estén sufriendo sus efectos, ya en el
mercado una sola librita de arroz está costando 4 pesos (el salario de
medio día). ¿Cómo estará la situación el año
que viene por esta fecha? Ya veremos, si estamos vivos.
La medida establecida por las autoridades de sanidad vegetal afectará
a un montón de gente en el más occidental territorio cubano. De
los poco más de 700 mil habitantes de la provincia de Pinar del Río,
38 mil están oficialmente registrados como productores de arroz, lo cual
ubica a los pinareños en el primer lugar nacional en la producción
del cereal por la "vía popular".
Por si fuera poco -ya que no somos Noruega ni Alaska- la aplastante mayoría
de los 732 mil vecinos de la provincia quisieran comer el blanco grano al menos
dos veces al día. Con su estómago rugiente menguando su capacidad
analítica, les preocupa el ácaro no tanto como la medida.
¿Que por qué les ruge el estómago?
Sería tema para otro trabajo, pero puede imaginarse cuál podría
ser su título: Perfil estrecho de la dieta en Cuba.
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