¿Elecciones en Cuba?
Claudia Márquez Linares, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, marzo - En las últimas semanas crecen en los medios de prensa cubanos las informaciones referentes a las nuevas elecciones a las Asambleas Municipales del llamado Poder Popular. Es conocida la pregonada idea de que el sistema electoral cubano es el más democrático,
y por tanto lo es también la sociedad. Uno de los argumentos más recurrentes es que los ciudadanos pueden proponer y elegir los candidatos a delegados en asambleas públicas. A eso llaman democracia directa.
Esta es la imagen del proceso electoral. Sin embargo, ¿cuán democrático es en realidad este proceso? La ley No. 72, o Ley Electoral, del año 1992, contiene las regulaciones que rigen las elecciones en Cuba. Dicha ley tiene una estructura tal que garantiza que los
candidatos a elegir por el pueblo enfrenten un proceso que asegure que éstos sean incondicionales al régimen. Las nominaciones se realizan en reuniones de los vecinos de la circunscripción. Las mismas son dirigidas por las comisiones electorales, cuyos miembros son designados
por las comisiones electorales municipales, según establece el artículo 25.
Estas comisiones están integradas por miembros de las llamadas organizaciones de masas, las cuales, como todo en Cuba, están controladas y responden al Partido Comunista.
Para nadie es un secreto que aquí expresar opiniones políticas contrarias al sistema social vigente resulta peligroso. La Constitución de la República, si bien concede los derechos de reunión, asociación y expresión, los condiciona. Su artículo
62 expresa que esas libertades no pueden ser ejercidas "contra la existencia y fines del Estado Socialista", declarando punible la infracción de este principio.
Según el artículo 83 inciso c) de la Ley 72, "cada elector al hacer uso de la palabra expresa brevemente la razón en que fundamenta su propuesta". Es decir, los ciudadanos están obligados a exponer públicamente el por qué propone como candidato
a determinada persona.
Como bien recoge el artículo 62 de la Constitución anteriormente señalado, la libertad de expresión de la cual podría hacer uso este ciudadano al hacer la propuesta, jamás podría fundamentarla en que su candidato tiene ideas y propósitos
contrarios al socialismo. ¿Cómo se le puede llamar a semejantes elecciones las más democráticas del mundo? Decir esto, ¿qué es? ¿cinismo o burla? La respuesta es obvia. De cualquier manera la asamblea municipal electa estará integrada por partidarios
de la línea política oficial.
Por último, cabe señalar que en estas elecciones no se permite la participación de partidos de oposición. Tampoco a los opositores les está permitido formar parte de los colegios electorales.
No resulta difícil llegar entonces a la conclusión de que las próximas elecciones en Cuba, como todas las realizadas anteriormente, no son ni elecciones ni democráticas.
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