Una reina sin trono
Tania Díaz Castro, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, marzo - La reina de las frutas tropicales, la piña, en Cuba no tiene trono desde hace cuatro décadas y un año. Han sido tiempos de escaseces de todo, incluyendo la piña. La culpa no está en los problemas organizativos que padecen las leyes
socialistas, sino en el hecho de que la agricultura continúe en manos del Estado.
Lo peor no fue la cosecha de 1991, cuando el deterioro tocó hondo, sino la de todos estos años de fidelismo en que jamás esta fruta, de tanta preferencia, ha podido satisfacer la demanda de la población.
Suele vérsele en algunos agromercados en venta libre y a precios inaccesibles: una de tamaño mediano, por ejemplo, cuesta diez pesos cubanos por lo menos, el salario diario de la mayoría de los trabajadores cubanos.
Ocurrirán asambleas y se continuarán ratificando decisiones para rescatar los piñales y la producción, pero no subirá ésta si o se pone en manos de campesinos expertos, dueños de sus propias cosechas, porque como dice el sabio refrán: el
ojo del amo engorda al caballo.
Sólo entonces estarán claras las cuentas, pues son los campesinos y no los funcionarios estatales quienes entienden el lenguaje de gastos, costos, control económico, riego de agua, fertilización y rentabilidad para lograr un alto rendimiento.
En manos de los campesinos privados está que la reina de las frutas tropicales tenga de nuevo su viejo trono perdido.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material informativo, siempre que se le reconozca como fuente.
|