Puente de papel
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, marzo - En la mesa de noche del lado que duerme todavía mi madre hay un radio azul cobalto. Sobre el aparato descansa hace mucho un libro titulado "Manantiales en el desierto".
Dentro del libro hay una carta de su hermana enviada desde el otro lado del mar. Desde Miami.
No sé por qué mi madre ha dejado ese libro a su alcance durante tan largo tiempo. Ni por qué esa sola carta de su única hermana, a la que no ve hace casi cuarenta años.
También ignoro la suerte del resto del intercambio epistolar acumulado. Sólo sé que esas cartas trajeron y llevaron noticias de aquella familia a ésta de acá. Midiendo la separación y la nostalgia por los rostros queridos.
Cartas que van y vienen. Testimonios del dolor de la agonía. Igual a las cartas de estas hermanas, otras cientos de miles han cruzado sobre el mar para hacer un esfuerzo por juntar las dos orillas de este Estrecho que tantas disensiones alejan.
Creo que solamente el Amor pudo pavimentar un puente imperecedero entre una misma familia casi agotada por la pesada carga del pasado. Para aliviar el dolor y mitigar la desesperanza, quedan las viejas cartas.
Ellas atesoran el valor de haber servido para acercar las vidas separadas de miles y miles de cubanos.
¿Cuántos cientos de miles más, de millones de cartas, faltarán para unir definitivamente la diversa familia de la nación cubana?
Un puente de papel existe hace mucho por encima del Gulf Stream. El río azul que corre por el Estrecho de la Florida hacia el Océano.
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