Cuba en congresos
Claudia Márquez Linares, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, marzo - Llueven los congresos en Cuba. No escampa uno cuando ya empieza el otro. Recién acabó de concluir el de la Federación de Mujeres Cubanas y pronto comenzará el de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Estos encuentros, muy
publicitados por los medios de difusión cubanos, no resultan en la práctica de ninguna utilidad. Veamos, por ejemplo, el congreso de la FMC.
Según la prensa, el tema centró la atención de las delegadas en la necesidad de erradicar las prácticas discriminatorias. Estas impiden una mayor presencia de la mujer en la dirección de los diferentes campos de la vida económica, política y
social del país. Este fenómeno no resulta novedoso. De hecho ha estado presente en varios encuentros anteriores. El empleo de varios días en tratar un tema no resuelto, con todos los gastos que esto implica, demuestra la falta de eficacia de estas reuniones como de la propia
organización.
Agreguemos a esto que el tema está muy lejos de ser el más apremiante de los problemas de la mujer cubana, los cuales estuvieron ausentes en las discusiones.
En cuanto al congreso de la FEU, ¿cuál será la novedad? Resulta difícil pronosticarlo, aunque no dejan de existir temas inéditos para analizar en la reunión cumbre de los universitarios. Estos les serían engorrosos por las implicaciones que
conllevarían.
Las universidades cubanas, lamentablemente, están muy lejos de ser centros de confluencia y aprendizaje de las más novedosas corrientes de pensamiento social, político y hasta científico del mundo de hoy. Cuando se han convertido en necesidades evidentes del
pluralismo, la superación de los dogmatismos de ideologías cerradas, la economía de mercado -como motor económico del progreso-, el intercambio libre de información a través de Internet, y la acelerada globalización. En Cuba se proclama la consigna de
"la universidad para los revolucionarios". Internet es una quimera para la inmensa mayoría de los estudiantes. El concepto de la centralización económica sigue primando y la ideologización de la enseñanza se mantiene omnipresente.
¿Serán los delegados al congreso de la FEU capaces de proponer la superación de esta visión caduca de la enseñanza superior cubana? Imposible. ¿Por qué? Porque ésta no es una organización que se ha formado, ni basa sus principios en la
libertad. Quienes la dirigen no conciben los intereses del estudiantado al margen del sistema. El mismo que no permite una universidad con autonomía, sino controlada, que no le interesa tanto que de allí salgan profesionales competentes que ayuden a desarrollar el país, sino
hombres y mujeres incondicionales al régimen. Y es precisamente para esto último por lo que se celebra un congreso más de la FEU. Para "patentizar" (como les gusta decir a los dirigentes) la fidelidad a la revolución y alzar su voz contra el imperialismo.
Y todo esto, increíblemente, en pleno siglo XXI. Y así veremos y escucharemos en la clausura, una vez más, al gobernante cubano, decir las palabras finales.
Luego pasarán unas semanas y tendremos noticias de un próximo congreso.
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