¿Por qué el 80 por ciento de los cubanos se considera creyente en algo?
Rev. Pedro Crespo, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, marzo - Después de más de 40 años de revolución, podríamos decir que no es posible comprender al hombre si lo consideramos unilateralmente a partir del sector de la economía. Tampoco es posible definirlo si tomamos como base su pertenencia a
una clase social. Eso nos ha pasado en estos años difíciles y llenos de turbulencias con los aciertos y desaciertos de esta llamada "revolución".
Al hombre se le comprende de manera más exhaustiva si es visto en la esfera de la cultura a través de la lengua, la historia y las actitudes que asume ante los acontecimientos fundamentales de la existencia, como son nacer, amar, trabajar, morir. Pero el punto central de toda
cultura lo ocupa la actitud que el hombre asume ante el misterio más grande: el de Dios. Las culturas de las diversas naciones son, en el fondo, otras tantas maneras diversas de plantear la pregunta acerca del sentido de la existencia personal.
Esta pregunta, al ser eliminada y arrasada, puede corromper la cultura y la vida moral de los pueblos. El gran problema que estamos obligados a arrastrar por años, el de la "doble moral", llamada así por los órganos publicitarios nacionales, y que no puede ser
eliminada del día a la noche, es producto de la ausencia profunda de esa pregunta trascendental: ¿qué es Dios?
El vacío espiritual provocado por el ateísmo en nuestra gente, ha dejado sin orientación a las nuevas generaciones y, en no pocos casos, las ha inducido a buscar su propia identidad y el sentido de la vida. Así, el ateísmo militante, en el fondo, ha llevado a
descubrir las raíces religiosas de nuestra cultura cubana y, hasta encontrar la misma persona de Cristo como respuesta existencialmente adecuada al deseo de bien, de verdad y de vida que hay en el corazón de todo hombre y, por lo tanto, de todo cubano, y que no han sido debidamente
satisfechos.
Me pregunto: ¿no será la causa de que casi el 80 por ciento de los cubanos se confiesa creyente en algo y que los templos se sigan llenando?
Esta búsqueda ha sido confortada, el tesoro de Dios ha sido custodiado en nuestro pueblo por el testimonio de cuantos, en circunstancias difíciles y en medio de una sofisticada persecución, han permanecido fieles a Dios; de donde podríamos quizás concluir: el
marxismo había prometido desenraizar del corazón del cubano la necesidad de Dios, pero los resultados han demostrado que no es posible lograrlo sin trastocar ese mismo corazón y hasta nuestra propia cultura.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material informativo, siempre que se le reconozca como fuente.
|