Los cubanos están obligados a no usar medias ni calzoncillos
María Elena Rodríguez, Cuba-Verdad
LA HABANA, 15 de marzo - En la Cuba de hoy el hombre confronta un grave dilema de decidir si compra ropa interior o pantalones, camisas y zapatos dado los precios astronómicos de las confecciones masculinas.
En el caso de que un hombre con un salario promedio mensual sobre los 200 pesos (equivalentes a 10 dólares), se decida por la ropa interior -que sólo es ofertada por las tiendas que venden en dólares, llamadas shopping por el pueblo- se enfrenta con los siguientes precios:
calzoncillos a 1,75 dólares; camisetas a 1,90, y el par de medias a 1,50 lo que sumado ascendería a la cifra de 5,15 dólares o 103 pesos cubanos. Aproximadamente la mitad de la paga del mes.
Hace años que esta realidad provocó el desuso de la camiseta en Cuba, y en la actualidad la generalidad de los cubanos están obligados a no usar medias ni calzoncillos en aras de comer algo mejor o de reunir algún dinero para comprar un jean o un pulover a fin de año.
Es significativo que entre las mujeres se implantó recientemente una nueva moda de ropa interior consistente en sustituir a los tradicionales blumer (bragas) por calzoncillos atléticos. El asunto es que muchas mujeres cubanas afirman que ese tipo de ropa interior es más
resistentes a las continuas lavadas que la prenda interior de las féminas y arguyen además que así protegen su maltrecha economía.
Otro aporte creativo de la mujer cubana a consecuencia de la crisis de ropa en la isla es el uso de calzoncillos no atléticos a manera de short, utilizando principalmente aquéllos de colores llamativos que por lo regular son enviados por familiares en el exterior ya que no son
frecuentes esas multicolores prendas de vestir en las shoppins.
La gran demanda de calzoncillos por ambos sexos en ocasiones provoca litigios familiares, y no pocas preocupaciones a la parte masculina que ve cómo irremediablemente peligran sus escasos -y en algunos casos el único- ejemplares de ropa interior.
Si se toma como referencia el precio de un frac en la década del 50, que hoy es equivalente al importe de un módulo de ropa interior masculina, el caballero que se decida a vestirse interiormente puede considerarse que va de etiqueta.
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