A punto de asfixia vecinos de Tarará
LA HABANA, 10 de marzo (Reinaldo Cosano Alén) - "Aquí no se puede estar. No hay quien aguante el humo. Ya hemos llamado al Partido Comunista municipal, al Poder Popular y a Higiene del municipio. Pero nadie ha hecho nada para resolver esta situación del humo. Hay tres
niños recién nacidos". Así se expresa una ciudadana del poblado enclavado frente al suntuoso Tarará, de la carretera de Tarará a Barreras, refiriéndose a un incendio que comenzó hace días en el vertedero municipal. La totalidad de los
vecinos comparten la queja.
"Cuando empezó la candela -continúa diciendo- en el vertedero municipal al lado nuestro se llamó a los bomberos de Guanabo. Y dijeron que no había peligro de propagación del incendio y se marcharon, sin importarles que la gente pueda morir asfixiada por el
humo. El que venía al frente de los bomberos dijo que el humo no era de su incumbencia. Ni siquiera hizo el intento por conectar las mangueras".
"Vino después la policía de Guanabo y Ojeda, del Poder Popular. Pero no pudieron hacer nada, ni luego les importó. Al "desfile" de funcionarios acudió Celestrín, jefe municipal de Higiene y ... ¡le impuso una multa al responsable del
vertedero, un pobre obrero, que no puede atender tan vasta extensión y tanto entra y sale de carros colectores, de diferentes empresas estatales!".
Está establecido que este vertedero sólo admite escombros y podas de árboles. Pero como han cerrado otros, allí va a parar todo tipo de desechos sólidos y líquidos, sin contar con medio alguno para procesar esas toneladas de basura, con la consiguiente
afectación ecológica por contaminación.
El vertedero al que nos referimos lo constituye una enorme furnia (antigua cantera de extracción de piedras y calizas abandonada). Por años, recepta "basuras" incluido camiones repletos de gomas (neumáticos) de autos que allí son descargados, y cientos de
miles de envases plásticos (quizás millones) que convertidos en montañas de materia combustible, están ardiendo.
"Las columnas de humo llegan al cielo. Todo se puso negro. Muchas familias han tenido que abandonar sus hogares. Hay muchos asmáticos, como yo", concluye mi entrevistada, no sin antes añadir: "Si el humo y el fuego hubieran ocurrido en Tarará, no hubieran
demorado ni media hora en apagarlo".
"Pero ocurrió -agregó- en una barriada de gente muy pobre, muchos de ellos amenazados en estos mismos instantes de desalojo de sus enclenques viviendas. Este caserío de "llega y pon" está enclavado frente a Tarará, actual y costosísima
villa turística, base náutica y condominio para extranjeros, que antes fuera una idílica y esfumada ciudad de los pioneros (niños)".
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