El cantar de Juan sin Miedo
Manuel Vázquez Portal, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, marzo - No me hablen de Nibelungos ni de Roldan. Aquí se queda chiquiritico cualquier cantar de gesta. Aquí se le da una patada a una piedra, y además de descachimbarse el pie, de debajo salen diez héroes legendarios. Esta es la tierra más heroica
que ojos humanos hayan visto.
Desde que al canario Silvestre de Balboa se le ocurrió contar la hazaña del negro Salvador Golomón no ha cesado el redoble de tambores para la autoexaltación. Es heroico un niño porque asiste todos los días a la escuela, una mujer porque barre su casa,
un anciano porque le cuenta historias a su nieto.
En Cuba todos los días se escribe El Cantar de Juan sin Miedo. Cuando no es la batalla de Mal Tiempo es la Protesta de Buena Cara. Cuando no es el rescate de Sanguily es el secuestro de Fangio. Cuando no es la bronca de la mujer de Antonio es la Muerte de un Burócrata. Esta es una
tierra de hazañas y de héroes. Aquí cualquiera le mete miedo al susto. El cubano no anda creyendo en monstruos medievales ni en misiles atómicos.
Es cierto que los cantares de gesta corresponden a la Edad Media. Pero, ¿quién ha dicho que nosotros hemos salido de la Edad Media? Dígame si no es bárbaro eso de andarse matando en un "camello", niégueme que no es oscurantista eso de tomar brebajes en
vez de medicinas, discútame que no es cruel eso de sonarle, todas las tardes, dos horas de tribuna abierta por la televisión a la gente, y luego retransmitirla por la noche. Este es un pueblo heroico sin dudas.
Imagínese usted unas abuelitas acostumbradas al picadillo de soya, ropita reciclada y bicicletas chinas, enfrentadas, de repente, a trajes de fino paño, chuletas grillé, avión particular y teléfonos celulares; oiga, eso es más peligroso que todas las
brujas incineradas por la Inquisición. No digo yo si son unas heroínas las abuelas de Elián.
¿Y el caso de José Imperatori? Ese es más heroico todavía. Usted sabe lo que es, así, porque a alguien se le antoje, tener que renunciar al whisky y al bistec y janearse cinco o seis días a pastillitas y esa bazofia que te dejen postrado luego por quince días
en una casa de descanso del partido quién sabe si en Varadero o Marina Hemingway, y más tarde te asignen otra misión heroica y peligrosa, quizás en Londres o París. Oiga, le zumba el mango.
Pero de esas hazañas le pudiera contar miles. Aquí germinan cada diez minutos. Tenga en cuenta que éste es un pueblo que lleva cuarentaiún años en huelga de hambre. Ahí, sin descanso, y no se rinde, vaya, alguna que otra vez toman una balsa y se escapan,
pero la mayoría estamos aquí, resistiendo como lo que somos.
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