Cuba y su destino manifiesto
Juan Carlos Linares Balmaseda, Cuba Voz
LA HABANA, 6 de marzo - El 27 de septiembre del pasado año, durante el acto de recibimiento a la delegación cubana que participó en el 54 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, el presidente Castro declaró que por cada cubano anexionista existen
nueve patriotas, y luego rectificó la cifra de nueve y medio.
Si aceptamos cualquiera de estos dos datos como oficiales, en Cuba hay aproximadamente un millón 200 mil cubanos a favor de la integración de la isla a la Unión Americana.
Es oportuno recordar, además de este importante dato ofrecido por el presidente cubano y la fuerte campaña que existe en el país por recuperar las tradiciones culturales, que la corriente de pensamiento anexionista está próxima a cumplir dos siglos de
existencia considerándose la primera y la más antigua de las posiciones de política cubana.
Si se piensa seriamente en recuperar las tradiciones culturales en Cuba, el pensamiento anexionista no debe quedar fuera porque éste está simbolizado en figuras tan grandes como Narciso López y en nuestra bandera creada para un movimiento anexionista en 1850, en Carlos
Manuel de Céspedes e Ignacio Agramonte quienes solicitaron al gobierno norteamericano de su época y a su presidente en 1868 la incorporación de Cuba a la Unión Americana.
El 6 de abril de 1868 la Asamblea de Representantes del Centro envió una comunicación al General Ulises F. Grant, presidente de los Estados Unidos, en la que se lee: "...cuando según el deseo bien manifestado de nuestro pueblo, la estrella solitaria que hoy nos sirve
de bandera, fuera a colocarse entre las que resplandecen en la de los Estados Unidos, sería una estrella pálida sin valor". Los firmantes fueron Salvador Cisneros Betancourt, Miguel de Betancourt, Francisco Sánchez Betancourt e Ignacio Agramonte.
Con fecha 30 de abril de 1869 la Cámara de Representantes propuso comunicar al gobierno de los Estados Unidos, de acuerdo con una petición suscrita por 14 mil personas, "los vivos deseos que animan a nuestro pueblo de ver colocada esta Isla entre los Estados de la Federación
Norteamericana". Este comunicado fue sancionado por el presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria. La idea anexionista es pues parte de la cultura política cubana.
Ha sido una tradición también durante estos 200 años el progresivo y necesario comercio entre ambos pueblos, las constantes y masivas migraciones han propiciado casi una cultura homogénea de integración, y los conflictos políticos entre los respectivos
gobiernos sólo han logrado acrisolar aún más los deseos de amistad y comunicación entre estas sociedades.
Hoy los cubanos y los norteamericanos están unidos no sólo por la geografía y por el comercio que siempre fue tradicional entre ambas naciones y ahora es inexistente. Entre ambos pueblos hay lazos de sangre, la del millón y medio de cubanos y sus descendientes
residentes en la gran nación del Norte con la de aproximadamente seis millones de sus familiares que viven en Cuba. Esto constituye un fenómeno de verdadera tradición cultural.
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