CUBANET ...INDEPENDIENTE

27 de julio, 2000



La insurrección de los pasajeros

Manuel David Orrio, CPI

LA HABANA, julio - Una insurrección de pasajeros parece tener lugar en la Cuba del picadillo de soya. Signos de rebeldía se aprecian por doquier, en tanto que millones de personas necesitadas de transportarse aceptan los servicios de compatriotas decididos a transportarlos. Nadie pregunta, todos pagan y entre cubanos quedó el asunto.

La prensa oficiosa isleña ha comenzado a llamar la atención sobre la oscura y soterrada revuelta, haciendo puñitos en defensa de una legalidad violada por transportistas privados carentes de la llamada Licencia de Operación de Transportes, o con franco anatema hacia la inventiva nacional, por estos tiempos dada al diseño y producción de un artefacto misterioso, bautizado por el popular habla con el festivo nombre de riquimbili.

Los reportes informan que en los últimos meses se ha producido un incremento de personas naturales que realizan transportaciones públicas de forma ilegal, al tiempo que las calles de La Habana rebosan de riquimbilis, no más que una bicicleta china al estilo Mao Zedong, a la cual se le adiciona un motor de cualquier tipo, preferentemente de motofumigadora portátil, y se le dota de un sistema de transmisión surrealista. Por naturaleza, esencia e imperativo categórico kantiano, los riquimbilis no son aptos para personas alérgicas al ruido, no obstante ser los preferidos de los jactanciosos, por el aquello de pasear a la novia en medio de un escándalo público. A los riquimbilis les viene bien una frase de Galileo, actualizada por los últimos debates sobre Cuba en el congreso de Estados Unidos: con embargo, y sin embargo, se mueven.

Una insurrección de pasajeros no ocurre por amor al arte. El aumento de transportistas privados sin licencia va de la mano con la sostenida negativa oficial a otorgar más permisos, y el festival de los riquimbilis se acompaña de una inconstitucionalidad: los cubanos no pueden adquirir vehículos automotores como pudieran ser motocicletas o motores para bicicletas, ya en venta en el país, al tiempo que regulaciones aduaneras prohíben su importación no comercial, en medio de una crisis de los transportes públicos estatales descriptible en estos datos oficiales: si en 1989 ese sistema transportó a 3 mil 200 millones de pasajeros, en 1999 sólo lo hizo con 732; los taxis en 1999 sólo representan el 16 por ciento de los de 1989, en tanto que las locomotoras actualmente en servicio alcanzan al 59 por ciento de las de ese año y los coches de viajeros del 99 llegan al 83 por ciento de los de 1989. Por su lado, el parque nacional de autobuses cayó de 15 mil 600 en 1989 a 3 mil 800 en 1999 y un dato revelador de una explotación ineficaz en general es que el pasado año los 68 mil 599 camiones registrados portearon un millón 29 mil toneladas de carga, para promediar ¡15 por equipo!

Uno de los aspectos notorios de las incoherencias transportivas del gobierno de Fidel Castro se presenta en las bicicletas, propiciadas por éste a inicios del llamado período especial. A fines de 1992 rodaban en la capital de la República más de un millón de ciclos. Ocho años después la cifra podría haberse reducido a menos de la mitad, afirma la prensa oficiosa que principalmente por carencias de repuestos, aunque otras causas parecen subyacer, entre ellas cierto rechazo de la población y una topografía poco apta para un ciclismo integral. No obstante, es relevante un descuido gubernamental hacia esos medios de transporte, evidenciado en que si hacia fines de 1990 los talleres de reparación de ciclos fueron abastecidos de unos 160 tipos de piezas, en 1999 dichos suministros sólo ascendieron a 25 renglones.

Semejante crisis -más allá de sus aristas externas- haría suponer una respuesta gubernamental más coherente hacia procesos como el incremento de transportistas privados a cómo dé lugar, o el surgimiento de la cofradía del riquimbili, en sí mismos llamadas de atención desde lo profundo de una emergente sociedad civil. Permitir incluso el libre alquiler de vehículos privados aliviaría las carencias transportivas y más temprano que tarde haría descender los actuales precios del servicio, además de contribuir a por lo menos paliar la gran desventaja del automóvil como medio de transporte: su bajo índice de ocupación. En cuanto a los riquimbilis, ¿no serán una protesta popular ante la inconstitucionalidad de no poder adquirir motocicletas o bicicletas de motor?

Entretanto, a la vista, insurrección de pasajeros.



Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.


[ TITULARES ] [ CENTRO ]

SECCIONES

NOTICIAS
...Prensa Independiente
...Prensa Internacional
...Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
...Inglés
...Alemán
...Francés

SOCIEDAD CIVIL
...Introducción
...Cooperativas Agrícolas
...Movimiento Sindical
...Bibliotecas
...MLC
...Fraternidad de Ciegos
...Seguidores de Cristo
...Estudios Sociales
...Ayuno

DEL LECTOR
...Cartas
...Debate
...Opinión

BUSQUEDAS
...Archivos
...Búsquedas
...Documentos
...Enlaces

CULTURA
...Artes Plásticas
...Fotos de Cuba
...Anillas de Tabaco

CUBANET
...Semanario
...Quiénes Somos
...Informe 1998
...Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887