En Cuba no todos mueren igual
ARTEMISA, LA HABANA, 24 de julio (Rafael Peraza, APO) - Justino Martín, un simple ciudadano de Manga Vieja, falleció el pasado 22 de junio. En su velorio, un velorio de período especial, todo escaseó. Sólo los familiares y vecinos iban tras el carro que lo
condujo a su última morada.
Seis cuadras antes de llegar al sepulcro donde descansarían los restos de quien fuera en vida Justino Martín, el carro fúnebre se quedó sin combustible. Entonces, en lo que parecía una escena kafkiana, los que acompañaban el cadáver empujaron el
vehículo hasta cerca de la fosa, mientras cientos de artemiseños contemplaban boquiabiertos el dramático acto.
Sin embargo, un mes antes murió Fidel Labrador, uno de los asaltantes sobrevivientes del Cuartel Moncada. Pero... en este funeral por el contrario del de Justino, no faltó nada. Se pintaron las aceras de la calle República hasta el cementerio del pueblo de Artemisa, hubo
guardia de honor y visitantes ilustres entre los que se pudo ver al ex ministro del Interior Ramiro Valdés y a otros jerarcas del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y de su Buró Político.
En Cuba, un Estado supuestamente de obreros y campesinos, no mueren igual los trabajadores que los funcionarios.
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