Guarismos acerca de Dagoberto
Lázaro Raúl González, CPI
HERRADURA - Viéndole caminar por las calles de su ciudad de Pinar del Río, cualquiera pensaría que Dagoberto Valdés es un cubano irrelevante. Ni su modo de andar, ni su calva y estatura, ni su porte y fisonomía denotan algo excepcional. Nada en él lo
hace sospechoso de ser lo que es, un tipo extraordinario.
Nadie en Cuba en los últimos diez años ha sido tan masiva y públicamente desprestigiado. Convirtiéndolo de hecho en figura pública nacional, durante varios días la totalidad de los medios de prensa cubanos se dedicaron a desacreditar a Dagoberto, endilgándole
los mismos vitriólicos calificativos con que se ha apostrofado siempre aquí a todo el que se niegue a comulgar con la liturgia oficialista.
"Calumniador sistemático", "enemigo acérrimo" y "vulgar provocador" son algunos de los términos repetidos durante días por todos los periódicos, emisoras de radio y canales televisivos cubanos para referirse al más notorio
pinareño de esos días.
¿Hasta qué punto se vio dañada la imagen pública de Dagoberto tras tan "sugerente" alud de desprestigio?
Con el afán de conseguir la mayor objetividad posible, pero consciente de las limitaciones con que ha de enfrentarse cualquiera que intente una excavación de la opinión pública en Cuba, este cronista realizó una encuesta en varios puntos de la provincia de
Pinar del Río, con la intención de determinar el grado de credibilidad heredado por Dagoberto tras la campaña publicitaria desatada en su contra.
Para ello, se hizo una misma pregunta a 40 personas en áreas urbanas de la provincia.* Con el objetivo de ensanchar el diapasón de la respuesta se formuló una interrogante abierta: "¿Qué cree Ud. de Dagoberto Valdés?"
La primera sorpresa resultante de la inquisitoria ha sido que la mayoría (25) de los participantes... no quiso participar. Unos (8) dijeron no saber absolutamente nada del asunto de Dagoberto; otros (2) dijeron no tener los elementos suficientes para emitir una opinión justa, y 15
personas evadieron la pregunta, arguyendo para ello un lenguaje gestual o monosílabos inaudibles, significando sin sutileza alguna un pánico visible al compromiso público.
Finalmente, once personas se refirieron a Dagoberto en términos tan duros como los empleados por la prensa oficialista, mientras cuatro personas se manifestaron claramente a favor de la integridad del famoso laico pinareño.
¿Cómo interpretar estos guarismos? Dependería, en última instancia, de quien lo haga.
Algunas lecturas posibles
Si por artilugio prodigioso fuese posible obtener una vacuna antipánico y proporcionar información ponderada, ¿a favor de quién opinarían aquellos 15 inhibidos y los diez poco informados?
En efecto, sólo cuatro personas de 40 (10%) mostró apoyo público a Dagoberto. Pero, ¿por qué, en un país como Cuba, donde tan "legítimo", fácil y aplaudible es alinearse con las teorías oficialistas, sólo 11 de 40
(alrededor del 25%) apoyó la doctrina oficial que sataniza a Dagobernto?
Probablemente las cifras resultantes de esta encuesta serían más reveladoras de lo que parecen. Trascendiendo el tema específico de Dagoberto, las estadísticas del muestreo podrían ser así traducibles: entre un 25 y un 30% de la población apoya
al gobierno incondicionalmente, alrededor de un 10% se opone al oficialismo de un modo más o menos abierto, mientras la gran mayoría del pueblo (entre un 60 y un 70%) prefiere mirar el juego desde las gradas.
Ateniéndose al tema específico de Dagoberto, hay todavía otros sugerentes análisis derivables de la encuesta. Por ejemplo, una contundente mayoría de los que opinaron, es decir 11 de 15 (73%) se unió a la corriente oficialista, pero ¿en qué
país de un mundo que aquí mismo se pretende heterogéneo se consideraría despreciable al casi 27% de los encuestados -a pesar de toda la manipulación derrochada- mantuvo una opinión favorable a Dagoberto.
La verdad en la penumbra
Por otro lado, gente próxima al círculo del ilustre laico cree que la opinión del pueblo sería claramente favorable a Dagoberto si hubiera recibido una versión más objetiva y completa que la ofrecida por el oficialismo respecto a la conversación
sostenida en el restaurante Rumayor.
Por ejemplo, en la tan minuciosamente descrita charla que allí sostuvieron dos diplomáticos norteamericanos y Dagoberto éste, en un gesto nada mendicante, dependiente, genuflexo ni entreguista, recomendó a aquéllos que "la mejor ayuda que pueden darnos
es... ¡no darnos ninguna!" (sic)
¿Desconocían este detalle los omniscientes editorialistas de la prensa oficialista, que de tan bien informados se precian, o simplemente lo ignoraron en beneficio de una más lograda manipulación de la opinión pública?
Como hay cariñosa tendencia a que acontezca, parece que buena parte de la verdad se les quedó en la penumbra.
* La consulta, anónima, fue realizada entre los días 10 y 25 de junio en las calles de la ciudad de Pinar del Río y en las cabeceras municipales de San Juan y Martínez, San Cristóbal y Consolación del Sur.
Participaron 20 hombres y 20 mujeres entre los 18 y 63 años de edad. VOLVER
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