La juventud perdida
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, julio - Más allá del aspecto apacible de las calles habaneras podemos encontrar una sociedad enferma y sumida en actos de violencia como los que ocurren en cualquier parte del mundo. A menudo se conoce de jóvenes que por pequeñas discusiones en fiestas de
barrio han perdido la vida. Dada la poca posibilidad de los más jóvenes para conseguir dólares y distraerse en las discotecas (como mínimo 10 dólares por pareja), se acostumbra a realizar fiestas caseras, donde la marihuana, el sexo libre y la violencia son el
saldo doloroso de la diversión juvenil.
A pesar de que existen centros de recreación en moneda nacional auspiciados por la Unión de Jóvenes Comunistas, las entradas para esos sitios son solamente entregadas a aquellos destacados miembros de esa agrupación. Los demás jóvenes tienen que
conformarse con la botella de "chispa de tren" (alcohol de quemar filtrado por carbón para, al decir de sus productores, poderlo ingerir sin riesgos para la salud) en el Malecón de La Habana o prostituirse para tener acceso al Palacio de la Salsa o a la Discoteca del Hotel
Comodoro, por sólo citar los lugares más codiciados.
Ya las calles habaneras, sobre todo las que se encuentran alejadas de la afluencia de los turistas y donde la falta de policías y de alumbrado público favorecen la labor de los asaltantes, jóvenes víctimas de la dolarización a la cubana encuentran la cadena de
oro o el par de tenis Reebock que alivie su sed de bienes materiales aunque sea dejando en pésimas condiciones al desdichado transeúnte.
¿Cuál será el destino de esos jóvenes que no se sienten estimulados para trabajar y que en el delito encuentran la única manera de ir sobreviviendo? ¿Cumplir una larga condena o huir a Estados Unidos por cualquier medio?
Jóvenes que no encajaron en el modelo de "hombre nuevo" y que en la marginalidad han encontrado su mejor compañía. Jóvenes que han sido víctimas de la decadencia social, como Luis que, por salpicar accidentalmente a otro de agua, murió al
recibir una puñalada. El estudiaba francés y soñaba con viajar a París.
La violencia aumenta de manera peligrosa principalmente en Ciudad de La Habana y, según datos oficiales, también se incrementa el número de enfermos con sida.
¿Cuál será la salvación para ésos cuyo máxima se reduce a buscar la mejor manera de vivir la vida?
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