¿Hasta cuándo, señores?
Ornán Díaz (El Viboreño), Cuba Voz
LA HABANA, febrero - Desde el 25 de noviembre, ya hace más de dos meses y medio, estamos con la misma candanga, la del famoso niño "secuestrado". Denominado así, parecería como si alguien le vino a buscar a Cuba y se lo hubiera llevado. Pero lo cierto es que
fue su propia madre quien lo sacó del país sobre una frágil embarcación, en un viaje donde ella misma pereciera, y lograra el niño salvarse por milagro de Dios.
Casos del mismo dramatismo han ocurrido muchas veces durante estos últimos 40 años. Son cientos los que han perdido la vida queriendo salir del infierno en que se ha convertido Cuba. Sí, infierno, verdadero infierno, y cada día peor.
Allá, en Estados Unidos, hay un niño, dicen que secuestrado... bueno, ¿y aquí? Allá hay un niño del que se dice está sufriendo trastornos psíquicos, ¿y los niños de aquí? ¡Hasta les han suprimido casi en su totalidad
la programación infantil de la televisión! Y tienen que soportar día a día en las escuelas que les hablen constantemente del "niño preso", que les hacen pedir que regrese Elián, que les repiten que va a ser un desgraciado, un asesino, un ladrón,
un drogadicto, un... un... un... ¡no se sabe cuántos un!
Parece que no tienen conciencia de hasta dónde pueden llevar este conflicto. Tal vez piensen que un simple problema familiar que envuelve a un niño tenga que ser un problema mundial. ¿Serán tan torpes (lo son) como para no darse cuenta de que sólo ellos son los únicos
perdedores en este asunto convertido ya en un espectáculo de personas de baja catadura, de gente bretera? Asunto vulgar y de viejas chancleteras.
Es cierto, un niño debe estar con su padre. Es cierto también que en un lado y otro están usando a Elián cada uno con fines diferentes, pero ¡señores! ya repugna, ya apesta, ya cansa. Si el período especial (suerte que es "especial") ya
resulta demasiado largo, éste de ahora, unido a todo lo demás, parece ser el clímax como llegando al final de un drama del que no sabemos si terminará con este capítulo o con otro, pero que sí estamos seguros de que terminará.
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