"¡Compay ... me robaron la pitola!"
LA HABANA, 21 de febrero (Amarilis Cortina Rey, Cuba-Verdad) - Los camellos son algo sorprendente. Mas no se trata de esos rumiantes que habitan en el desierto, sino de una rastras que circulan por la ciudad de La Habana cargadas de personas y que todos las llaman así: camellos.
El 14 de febrero por la tarde, cuando uno de esos camellos cubría su viaje hacia el céntrico barrio del Vedado, uno de sus pasajeros gritó casi de forma desesperada. "¡No vaya a abrir la puerta, compay ... me robaron la pitola!", dijo el hombre refiriéndose
a su arma de fuego, a su pistola.
Al momento, el chofer acudió desde la cabina de ese transporte y al conocer la situación se dio a la tarea de buscar a la autoridad para esclarecer el asunto.
Minutos más tarde aparecieron efectivos de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), que comenzaron a registrar los bolsos y demás pertenencias de cada uno de los pasajeros, cuando éstos descendían por dos de las tres puertas ubicadas en uno de los laterales
del singular transporte.
La operación policiaca duró algún tiempo. Las personas de forma organizada mostraron todo lo que llevaban, pero el arma sustraída no apareció.
La víctima del robo es un señor de casi 50 años, que vestía de civil, llevaba un portafolios, y por su forma de expresarse parecía ser de una de las provincias más orientales de Cuba.
Muy desesperado, pero sin su pistola, todo pareció indicar que se marchó entonces para informar a las autoridades pertinentes sobre lo acontecido.
Este tipo de situación es muy común en esos camellos, donde cualquier cosa puede desaparecer. La gran aglomeración de personas en los mismos facilita que carteristas y malhechores, cuyo número aumenta por día a pesar del incremento en la severidad de las
sanciones en el Código Penal, puedan realizar su actividad delincuencial.
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