Nueva evidencia
Lic. Oscar Espinosa Chepe, Cuba Press
LA HABANA, febrero - El ministro de Agricultura de Cuba, Alfredo Jordán, informó que durante 1999 en pequeñas parcelas se sobrepasó el arroz recolectado en las áreas intensivas estatales, llegándose a una producción de 172 mil toneladas, por lo
que instó a acelerar la entrega de tierras ociosas y con condiciones para ese cultivo.
Dichos sembradíos de la gramínea, en lo fundamental, están constituidos por terrenos pertenecientes a pequeños agricultores individuales o pedazos de tierra baldía, en ocasiones simples cunetas al borde de carreteras o caminos, labradas por personas urgidas de
alimentar a sus familias y ganar algún dinero mediante la venta del excedente.
Resulta paradójico que estos campesinos individuales, sin apenas recursos y en muy precarias condiciones, sean más productivos que la poderosa agricultura estatal con su maquinaria, aviación, sistema de irrigación, insumos, equipos de rayos laser para la nivelación
de los terrenos, etc.
La respuesta se encuentra en la motivación laboral y la independencia productiva. Mientras los cultivadores privados conocen que de sus esfuerzos depende su consumo e ingresos extras, los especialistas y obreros estatales carecen de incentivos reales para esforzarse, a la vez que
permanecen maniatados por numerosas trabas burocráticas, factores que impiden el logro de abundantes cosechas.
Debido a sus tradiciones, la población cubana es una alta consumidora de este cereal. Las necesidades anuales se estiman alrededor de las 500 mil toneladas, en los últimos tiempos satisfechas en una alta proporción mediante compras en el exterior, como puede observarse en el
siguiente cuadro.
Producción nacional e importaciones de arroz consumo
|
1990 |
1994 |
1995 |
1996 |
1997 |
1998 |
Producción nacional (miles de tons.) |
210,7 |
73,4 |
80,1 |
141,4 |
145,1 |
90,3 |
Importaciones (miles de tons.) |
268,6 |
313,1 |
336,0 |
338,0 |
327,3 |
(+) |
Importaciones (Millones de pesos) |
82,5 |
72,5 |
107,2 |
126,4 |
94,1 |
(+) |
(+) Cifras no disponibles.
Fuentes:
- Anuarios Estadísticos de Cuba correspondientes a 1996 y 1997.
- Cuba: Evolución Económica durante 1998. CEPAL.
El arroz consumo, por su valor, ha estado en un rango de entre el 2,4 - 3,6% del total de las importaciones en los últimos años y ocupa el cuarto lugar en orden de magnitud entre los rubros adquiridos en el exterior debido a la caída de la producción nacional.
Incluso, si aumentara la disponibilidad de arroz cosechado internamente, no sólo se reducirían sus compras, sino que en algún grado podrían limitarse las de otros productos alimenticios como el trigo en grano y en harina, con considerables ahorros en divisas.
Además, el incremento de la producción nacional podría obrar en beneficio de los consumidores que hoy, en el mejor de los casos, deben pagar 3.50 pesos cubanos por libra de arroz consumo, adquisición que están obligados a efectuar por ser insuficiente la cuota
mensual recibida a precio especial mediante el racionamiento (6 libras por persona a 25 centavos cada una).
Los resultados de la producción individual de arroz son una prueba más de que el problema esencial de la agricultura cubana no radica fundamentalmente en la falta de recursos, sino en la persistencia de un sistema que mantiene bloqueada la utilización del considerable
potencial material y humano agrario existente.
El ejemplo del arroz se suma al de las producciones del tabaco, el café y el cacao, en las cuales se han apreciado avances derivados de ciertas posibilidades (realmente muy restringidas) brindadas para el fomento y desarrollo de estos cultivos.
La conclusión del ministro Jordán de acelerar la entrega de parcelas para la siembra de arroz es alentadora. Ojalá que esa decisión no sea coyuntural, y vaya acompañada de las suficientes garantías legales que permitan una permanencia estable y segura de
los cultivadores en ellas, sin sobresaltos futuros de ningún tipo, incluidos los políticos.
Por supuesto, la mejor solución sería el otorgamiento de la tierra en propiedad y con una extensión que facilite una explotación racional e independiente, alejada de los peligros derivados del minifundio. Areas completamente ociosas o subutilizadas en poder del
Estado, existen en abundancia.
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