Al fin la comprensión
Alberto Iglesias, Cuba Press
PINAR DEL RIO, febrero - Desde los primeros años del triunfo revolucionario, el gobierno cubano ha provocado acontecimientos que erosionan la estabilidad y la tradicional unidad de la familia en Cuba. A principios de la década de los sesenta, y debido a rumores con relación
a la pérdida de la patria potestad de los padres cubanos, se puso en funcionamiento lo que se llamó Operación Peter Pan, con la que miles de niños y adolescentes cubanos fueron enviados por sus padres al sur de los Estados Unidos con la idea de una pronta reunificación.
La Operación Peter Pan llevó hacia esas tierras a 14 mil hijos que fueron alojados en centros habilitados por denominaciones religiosas y organizaciones caritativas.
Muchos de estos niños se convirtieron en hombres y mujeres sin poder lograr la esperada reunificación cuando el gobierno cubano, por varias razones no lo permitió en uno u otro sentido.
En esa misma década el gobierno cubano, al tratar de cortar la base de apoyo de cientos de alzados en su contra en zonas montañosas del Escambray para evitar que otros se sumaran, comenzó un proceso de reasentamiento de familias campesinas creando los conocidos como "pueblos
cautivos".
De esos reasentamientos poblacionales surgieron realmente en Pinar del Río las comunidades Sandino, en la parte más occidental de esta provincia; la comunidad López Peña en el extremo Este; y al Sur la conocida por Briones Montoto.
Esta reubicación se realizó de forma tal que no coincidieron en el mismo poblado núcleos pertenecientes a la misma familia. Esas familias durante muchos años sólo pudieron relacionarse mediante correspondencia y con posterioridad a través de
autorizaciones para realizar visitas a sus zonas de origen.
Otra causa de separación para la familia cubana fue la aprobación de la ley del Servicio Militar Obligatorio (SMO), hoy Servicio Militar General o SMG), cuando cientos de miles de jóvenes fueron (y son) separados abruptamente de sus hogares sin que por meses los padres
conocieran sobre el paradero de sus hijos, provocando traumas emocionales en unos y otros.
En ocasiones, tras largos períodos se le informaba a la familia la permanencia del hijo en el exterior (en el extranjero) en cumplimiento de las llamadas misiones internacionalistas, principalmente en conflictos bélicos en Africa.
También la puesta en práctica de la "nueva escuela", como se llamó a la modalidad de las escuelas secundarias y pre universitarios en el campo, produjo la separación de niños y adolescentes del seno familiar, al verse obligados a aceptar su
permanencia en estos centros como única vía para poder cursar carreras universitarias.
Esta separación del adolescente, en los momentos que él necesita más del ejemplo y guía familiar, lleva a los jóvenes a la promiscuidad sexual y a la pérdida de los valores éticos y morales, convirtiéndose el hogar en un simple lugar de tránsito
donde periódicamente se pasan unas horas. Estos antecedentes de lo que durante décadas ha representado para el gobierno de Cuba la unidad familiar contrasta con la gran campaña nacional e internacional que se viene realizando por la reunificación del niño Elián
González con su padre.
Esta "batalla", como se le ha hecho llamar, hace pensar que felizmente los gobernados cubanos han llegado a la comprensión de lo que representa para la sociedad esa insustituible institución cívica, ética y moral que es la familia.
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