Nuevas expresiones de la chacota popular
Mario J. Viera González, Cuba Voz
LA HABANA, febrero - Siempre se ha dicho que el cubano se burla hasta de lo que más sagrado le sea. Desde la Colonia, cuando decir lo que se siente le podía costar a un criollo ir a parar a los calabozos de una fortaleza o terminar sus días en la lejana Ceuta, el cubano ha
recurrido al chiste clandestino, a la zahiriente chacota, para burlarse de sí mismo y de sus gobernantes. Sobre todo cuando hablar más de la cuenta podría costar un "palmacristazo", como en tiempos de Machado; un tiro, como en tiempos de Batista o varios años
de prisión por desacato o propaganda enemiga, en los idílicos tiempos del Socialismo o Muerte.
La chacota es el arma secreta del cubano para burlar la censura de la opinión. Iconoclasta, destruye altares, y echa por tierra hasta las más altas reputaciones. Si algo le molesta o le irrita o le aburre, el cubano lo expresa por medio del chiste casi siempre de fuertes matices
políticos. El caso de Elián González no ha estado excepto del punzante aguijonear de la chacota popular.
Dos nuevos chistes circulan ahora entre "los once millones de abogados que defienden a Elián" (¡!).
Alguien pregunta: "¿Cómo se dice Elián en japonés?". La respuesta es: "Ya-kása-yá".
Ha llegado el año 2040. Una anciana camina apoyada en un bastón por las calles de la ciudad matancera de Cárdenas. De pronto, al llegar a una plaza, ve a un hombre parado sobre un banco de parque gritando vehementemente: "¡Liberen a Elián!". La anciana
se sorprende. "Hijo -exclama dirigiéndose al hombre que no se cansa de gritar pidiendo que liberen a Elián- pero eso ya pasó hace muchos años. Le dice: yo era la maestra de Elián". Entonces el hombre la mira con ternura y tristeza a la vez: "Pero,
maestra -le dice emocionado- ¿no se acuerda usted de mí? Yo soy Elián González".
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