Nombrar el perro
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, febrero - Si Ud. acaba de hacerse de un cachorro, de seguro habrá pasado por el momento de la discusión familiar sobre el nombre al que responderá el can en lo adelante.
Aquí en la Isla, como nombrar el perro es una de las pocas actividades que quedan, en realidad, fuera del control gubernamental, tal actividad goza, hoy por hoy, de una buena parte de ilusión y otro tanto de fantasía, pues no se cuestiona, en este caso, el libre albedrío.
Y a los cubanos les faltarán muchas cosas, pero ingenio vivo para el chiste o el ardid picaresco, por suerte, aún no se reparten por cuotas marcadas en la libreta de abastecimientos.
Conozco un perro color carmelita oscuro con cara de malos humores que se llama Tyson (pronúnciese Taison). Una juguetona perra salchicha a la que le encanta correr y saltar se llama Thalía y es hermana de otra salchicha que responde por Luz Clarita, como una protagonista de
telenovela mexicana.
En el Vedado, en la calle 13, vive un bulldog al que lastraron con el nombre de Nerón, aunque no mate ni a una cucaracha. Una de mis amigas más fieles aún lamenta la pérdida de Mozart, un salchicha díscolo pero inteligente, a falta de facultades armónicas
al ladrarle a cualquier extraño.
La familia de los Dinky es extensa. Un animado por la TV lanzó el nombre en los 80, pero todavía se escucha. Sin embargo, no se oyen ya nombres como Johnny, Cachita, Boqui, Lassie u otros usuales de décadas atrás.
Hoy existen Oyama, Chiri, Manchita, Niña y Pepe, un perrito negro y blanco que anda con su dueño por la Habana Vieja sentado sobre una sillita de madera para hacer reír al turista y consolar el bolsillo de su dueño.
Pero créame, el nombre más simpático lo escuché en una visita a una finquita en Conyodo, un batey cerca del pueblo La Esperanza, en Villaclara, en la época de mi primera juventud cuando conocí a un perro nombrado "Como tú". Así
mismo, para sonrojo de preguntones y diversión del dueño.
Desde ahora, Ud. acordará conmigo que nombrar al perro no es asunto fácil. Y el suyo, ¿cómo se llama?
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