Las mesas
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, febrero - El caso de Elián González está ahora en la etapa de las mesas redondas. Casi diariamente se celebra alguna. La televisión le da total cobertura, y las transmite íntegramente al menos dos veces por día.
Ya se han hecho tantas que algunas personas como síntoma de aburrimiento comentan que sería bueno que salieran rodando, y que para variar deberían de hacer también mesas cuadradas, rectangulares o triangulares.
Las de este jueves último duró más de dos horas, y participaron nuevamente psiquiatras y psicólogos. Estos especialistas dijeron de nuevo que el pequeño balsero está sometido permanentemente a peligros y maltratos, y que todo el ambiente que rodea a Elián
en una u otra forma está en función de agredir su personalidad. Plantearon incluso que la alegría que el niño refleja es falsa, y que de no volver pronto a Cuba los daños a su psiquis serán irreparables.
Especialista, ya lo sabemos, es quien sabe mucho de muy poco. Y estos señores tal vez conozcan mucho de la mente de las personas, aunque en esa materia es mucho más lo que no se sabe que lo que se conoce, pero no saben o no quieren conocer nada del alma humana.
Es totalmente imposible que los familiares que acogieron a Elián en su casa -bueno, ya la vivienda no es de ellos, porque la gente dice la casa de Elián- todo lo hagan mal o con aviesas intenciones, y que el amor y los cuidados que le brindan a esa bella criatura sea con el fin
de dañarlo. ¡Por Dios! No hay una familia o un grupo de personas que puedan hacer eso contra un niño.
A su vez, el gobierno y sus pregoneros, a través de cuanto medio de comunicación masiva les pertenece, siguen culpando del no retorno de Eliancito a la "mafia de Miami". Es algo propio de maniáticos y de desesperados, y no demuestra la más mínima
imaginación. El término está siendo repetido hasta el aburrimiento general, y lo único que parece haberse logrado es el rechazo total a escuchar esa palabra.
Según versiones oficiales, la familia de Elián o "los secuestradores", están vinculados con "la mafia". La monja que prestó la casa para el encuentro con las abuelas también tiene que ver con "la mafia". No sólo Elián
sino también el gobierno norteamericano está secuestrado por esa "mafia". Todo es mafia. La frase la repiten de una u otra manera a través de la radio, la televisión y la prensa escrita, innumerables veces.
Y siguiendo esa línea de pensamiento, y como Eliancito está en el centro y vinculado a esa "mafia", pronto, irremediablemente, habrá que arribar a la conclusión de que el niño también pertenece a "la mafia de Miami".
Pero sin embargo, a pesar de la descomunal campaña gubernamental en contra de la permanencia en Miami de Eliancito, a nivel popular se dice que el niño se cambió el nombre y que ahora se llama Yayo-Tengo. Porque según explican el niño dice: "Ya yo Tengo
Juguetes, Ya yo Tengo Ropa Bonita, Ya yo Tengo Comida Ya yo Tengo Libertad".
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