El dólar en el ojo ajeno
Manuel Vázquez Portal, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, febrero - En la Cuba de hoy por hoy, el dólar es más importante que el carnet del partido. Con veinte de ellos se obtiene lo que veinte años de militancia no pueden resolver. Hace unos años el librito rojo abría todas las puertas, hoy el papelito
verde es la llave maestra.
En el pasado la gente se mataba por ganarse la militancia, hoy la gente se despepita por ganarse los dólares. Y eso tiene sus razones. Antes, ser militante era la manera de acceder a todo: desde un empleo importante hasta una banqueta en las tribunas de las conmemoraciones. Hoy, el dólar
compra desde un puesto de trabajo con jugosos dividendos hasta un ingreso en un hospital.
En la Cuba sovietófila de ayer no más, la mejor recomendación, el mejor piropo, el mejor atributo, era ser militante del Partido Comunista. Cuando se opinaba de alguien, cuando se valoraba a alguien, cuando se elegía a alguien, la militancia era la piedra miliar. La
gente se sentía satisfecha, orgullosa, de ser militante.
Hoy la militancia no proporciona tanto esplendor. Sin embargo, el dólar, óigame, el dólar se ha vuelto una especie de manto de luz. Cuando alguien dice: "El tipo tiene dólares", se abren todas las puertas, y hasta invitan a pasar. Claro que a nivel oficial
lo ven como una epidemia. Es para ellos un agente corruptor, un motivo de preocupación, un verdadero dolor de cabeza, sobre todo si no pueden controlarlo. El dólar que les molesta es el ajeno.
La oficialidad ve en el dólar un enemigo. Aceptar su circulación en el país, más que una concesión, una necesidad, fue una verdadera catástrofe. Fue la pérdida del esplendor militante. A nadie se le ocurriría pensar que la dolarización
no es una manera de anexión. ¿Qué moneda es la que manda? Si manda el dólar a nadie se le ocurriría que somos muy cubanos. Vaya manera socialista de solapar la dependencia económica. Y después acusan de anexionistas a otros. ¿Acaso no fueron ellos
los que admitieron la circulación del dólar, los que abrieron un mercado en dólares, los que crearon un sistema de casas de cambio, los que dejaron sin valor al peso cubano? A otro perro con ese hueso, que ya yo me acostumbré al picadillo de soya.
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